En el culto del Palo Mayombe o Regla Conga, como tambien le dicen a este conjunto de creencias de origen bakongo, la Ceiba (Ceiba pentandra) juega un papel muy importante dentro do culto, posicionándose, junto con la Palma Real (Roystonea regia), como el árbol sagrado por excelencia. Este majestuoso árbol, con sus profundas raíces, su tronco imponente y su copa que se eleva hacia el cielo, encarna una conexión única entre los tres niveles cósmicos: el inframundo, el mundo terrenal de los vivos y el cielo. Por este motivo su presencia es central en muchos aspectos rituales y espirituales de esta tradición, convirtiéndola en un elemento imprescindible para quienes practican este culto afrocubano. Por lo tanto, en el Mayombe, la Ceiba puede ser vista como el axis mundi, un ponte que conecta el mundo visible con el mundo sobrenatural, un lugar donde las fuerzas del mundo espiritual se manifiestan y donde los practicantes buscan guía y protección. No es solo un símbolo abstracto, sino un elemento tangible que conecta a las personas con las dimensiones más profundas de su existencia y con el mundo invisivel de los espíritus. Este árbol sagrado suele ser el centro de muchos rituales, donde a sus pies los practicantes realizan sacrificios, depositan ofrendas y elevan plegarias para establecer contacto con el mundo allà, convertiendo este arbol tan reverenciado en un poderoso lugar de purificación, protección y diálogo con el mundo espiritual y ofreciendo a quienes se acercan a el una oportunidad de transformación y renovación.
La Ceiba también es una fuente de materiales concretos, fisicos, empleados de diferentes forma dependiendo del fin e proposito del palero. Su madera, hojas e incluso su sombra son utilizadas en rituales como limpiezas, ceremonias de iniciación y varios trabajos de brujería, pero siempre con el máximo respeto y cuidado. Cualquier uso del árbol requiere un protocolo riguroso que incluye oraciones y ofrendas para pedir permiso a los espíritus que habitan en él y este respeto refleja la conciencia de que la Ceiba es un ser vivo cargado de poder espiritual y que cada parte de ella es considerada sagrada. Por ejemplo, la madera de la Ceiba puede ser utilizada para crear herramientas rituales o nkisis, recipientes sagrados cargados de energía espiritual. Sin embargo, estas acciones nunca se realizan a la ligera y antes de tomar cualquier parte del árbol, los practicantes consultan a los espíritus y siguen rituales complejos para garantizar que la acción sea bendecida y no cause desequilibrios energéticos.
Como se puede fácilmente observar el culto a la Ceiba refleja un principio fundamental, cracterístico y típico del Palo Mayombe; es decir el profundo respeto por la naturaleza y su equilibro natural. Los árboles, al igual que todos los elementos naturales, no se perciben como recursos para ser explotados, sino como manifestaciones vivas de fuerzas divinas, rapresentacion ultima de Nzambi. Este respeto se traduce en una actitud de veneración hacia la Ceiba, que nunca se toca sin una razón válida y sin seguir los rituales apropiados. A través del culto a este árbol, los practicantes del Palo Mayombe reconocen que la supervivencia humana está entrelazada con el bienestar del mundo natural y que mantener este equilibrio es fundamental no solo para la vida terrenal, sino también y sobretodo para la vida espiritual. En definitiva La Ceiba, con su majestuosidad y su misterio, se convierte en un símbolo universal de conexión, una invitación a reconocer que lo que vemos es solo una parte de una realidad mucho más amplia, profunda y misteriosa, ofreciendo una lección de suma importancia: la verdadera espiritualidad no consiste solo en buscar lo divino, sino también en respetar y proteger el mundo natural, que es el reflejo tangible de las fuerzas que rigen el universo todo.
Este breve artículo está basado en el libro «NKUNIA NGUNDA: El Culto a La Ceiba» de Ralph Alpizar