Los seres Kuna Malala en el Palo Monte
Los Kuna Malanda o Malala se presentan en la tradición del Palo Monte como seres físicos y temporales, a diferencia de los mankíndi, que son entidades emocionales y modales, sin forma. Estos seres tienen un lugar en la realidad tangible y pueden ser encontrados en espacios físicos como hospitales, cárceles, mercados, casas, e incluso en el sol, la luna y las estrellas. Cada uno de estos lugares tiene una historia, un nombre y una función, lo que permite su manipulación con propósitos específicos.
La manipulación de los Kuna Malanda se realiza mediante los mismos principios que se utilizan con los mankindi: a través de gestos, símbolos y palabras. Esto implica que cuando una persona busca tierra de un cementerio, un hospital o un mercado, está extrayendo una parte de la energía y la personalidad asociada a ese lugar. Al hacerlo, puede utilizar esa energía para cumplir un propósito, ya sea atraer prosperidad, obtener favores o aliviar problemas.
El proceso de manipulación implica el uso del gesto en relación con una entidad emocional. Cuando se obtiene tierra de un lugar, se pueden hacer rituales que implican golpear o maltratar a la tierra para inducir un resultado deseado. Por ejemplo, al agregar ingredientes como pimienta se busca “calentar” o activar la energía, mientras que al incorporar cascarilla se pretende enfriar y retirar la energía negativa de un lugar. Estas acciones están encaminadas a alterar el estado de la entidad que se ha extraído, con la finalidad de que cumpla con las intenciones del practicante.
Un aspecto crucial de la manipulación de los Kuna Malanda es el momento en que se recolecta la tierra o el objeto que tiene contacto con el sitio. Por ejemplo, en el caso del comercio, este debe ser recolectado mientras el negocio está abierto, cuando hay movimiento, ruido y actividad. Durante estos momentos de máxima interacción, la energía del lugar está en plena vibración, lo que permite una manipulación más efectiva. Si se recolecta en un momento de cierre, cuando el lugar está frío y sin actividad, la energía disponible para la manipulación será menor. En el contexto de un hogar, la entrada principal es el lugar donde la energía, ya sea buena o mala, entra a la casa.
Al igual que los lugares, los países y ciudades también son identificables como Kuna Malanda. Cada país tiene su historia, nombre y función, lo que le confiere una idiosincrasia y una personalidad única que puede ser manipulada para diferentes propósitos.
En este sentido, los Kuna Malanda representan un concepto vivo que se extiende más allá de la mera manipulación física. Estas entidades no solo están geográficamente delimitadas, sino que están impregnadas de emociones y experiencias pasadas. Por ejemplo, al visitar un lugar donde sucedieron eventos tristes, esas emociones pueden permanecer en el espacio, creando un impacto en las personas que lo visitan. La interacción con estos espacios y sus energías recuerda que tanto los mankindi como los Kuna Malanda están interrelacionados.
Al realizar un ritual utilizando recursos tomados de un sitio específico, es necesario tener en cuenta el resultado que se quiere obtener, si es el bien o el mal. Por ejemplo, golpear o maltratar el elemento puede afectar negativamente al espacio del que se extrajo. En cambio, si se tratan bien los elementos, se les otorga energía positiva para agradarles y recibir sus bendiciones.
Es importante observar que la relación entre los Kuna Malanda y los mankindi es fundamental para entender cómo se interactúa en el Palo Monte. Mientras que los mankindi se manifiestan como entidades emocionales, los Kuna Malanda son los espacios físicos-temporales que llevan consigo energías. La correcta manipulación de ambos aspectos, utilizando los principios de gesto, palabra y símbolo, permite a los practicantes alcanzar sus propósitos específicos.
En conclusión, los Kuna Malanda son seres físicos que tienen espacio y tiempo, con una historia y energía propia. Comprender cómo manipularlas mediante gestos, símbolos y palabras es esencial para los practicantes que buscan prosperidad, curación y equilibrio en su entorno, reflejando así la interconexión entre el ser humano y el universo que habita.
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