El término «nganga» ha sido adoptado en el lenguaje común dentro del contexto afrocubano del Palo Monte y sin embargo, su uso a menudo se desvía de su significado original, lo que ha generado confusión en la interpretación de este concepto. Para entender su verdadero sentido, es esencial volver a sus raíces y ubicarlo en su contexto adecuado.
Según el etnólogo cubano Jesús Fuente Guerra, el termino «nganga» (pl. “banganga”) y sus variantes provienen del proto-bantú «-nyanga» que significa «cuerno». Esta asociación se debe, probablemente, a la costumbre de muchos curanderos y sacerdotes africanos de utilizar cuernos de diferentes animales para guardar hierbas y medicinas. Un claro ejemplo de esta practica, que evidencia mas de una vez la expansión migratoria de la cultura bantú en el continente africano, se encuentra en Sudáfrica. Allí, los sacerdotes que se especializan en el uso de plantas curativas son conocidos como «inyanga» (pl. «izinyanga») entre los pueblos Nguni, un grupo lingüístico y cultural bantú. En los pueblos Bakongo, por otro lado, el nganga es un curandero o chamán que actúa como intermediario entre los vivos y sus ancestros. Este especialista utiliza plantas, piedras y otros elementos naturales para tratar enfermedades físicas, psicológicas y espirituales. Su autoridad es considerable, ya que su poder proviene de su conexión con el mundo espiritual, especialmente con los espíritus ancestrales («bakulu») y las entidades espirituales llamadas «nkisi». En el Congo, el nganga es, por tanto, un mediador espiritual cuya autoridad radica en su conocimiento y en su persona, más que en objetos físicos. Los rituales que dirige tienen un fuerte componente comunitario y buscan mantener la armonía social y espiritual dentro de la comunidad.
Todavia con la llegada forzada de africanos esclavizados al Caribe, muchos conceptos religiosos bantúes, incluido el término «nganga», experimentaron un proceso de sincretismo y adaptación. En Cuba, dentro de la práctica del Palo Monte, aunque algunas ramas conservan el uso del término en su significado original de sacerdote o curandero, el significado de «nganga» ha cambiado radicalmente. En este contexto, «nganga» ya no se refiere a una persona, sino a un objeto ritual central: un caldero o vasija que contiene tierra, palos, restos animales y otros elementos de la naturaleza. Este objeto ritual, también conocido como «prenda» o «fundamento», es la manifestación física del poder espiritual en la práctica del Palo Monte. Cada «nganga» está habitada por un «nkisi», una entidad espiritual que otorga poder y protección al practicante, y actúa como vehículo para canalizar las fuerzas espirituales en trabajos mágicos, rituales de protección, adivinación y curación. En conclusión, la diferencia en el uso del término «nganga» entre el Congo y Cuba es un ejemplo claro de cómo las tradiciones religiosas africanas han evolucionado y se han adaptado en la diáspora. Mientras que en el Congo el «nganga» sigue siendo una figura espiritual, en Cuba ha pasado a ser un objeto de poder central en la práctica religiosa del Palo Monte. Esta transformación no es solo un cambio de significado, sino una adaptación estratégica que permitió a los africanos esclavizados y a sus descendientes mantener vivas sus creencias en un entorno de persecución y opresión.