¡La palabra es medicina!
¡La palabra es medicina!

¡La palabra es medicina!

La invocación es el vehículo obligatorio para trasladar nuestros propósitos a las espiritualidades.

“… ¡la palabra es medicina! Cura o mata, salva o arruina. A veces basta con decretar algo para que se cumpla, si tu ndinga esta bacheche ya sea para lo bueno o paro lo malo la propia ndinga actúa como un nkisi, ¡Son cosas de lo mundo! – me decía Tata, cuando intentaba explicar y que yo comprendiera la importancia de la palabra y su relación con el Mundo en el que vivimos y nos desarrollamos.

El tata nganga es muy celosos de trasmitir los conjuros que le han servido durante años para sus hechizos, si han sido efectivos presupone que han crecido en historia y poder, recordemos que para el Palo Monte Mayombe todo está dotado de personalidad, deshacerse de estos conjuros en su totalidad restaría eficacia a su propia hechicería. Como me dijo Tata mi mentor y guía en innumerables ocasiones: “mayombe se juega susurrando”. Tata siempre fue muy receloso con los presentes durante el desarrollo de un ritual, “confianza mato a confiado” era otra de sus frases favoritas. Tata pertenecía a la vieja escuela del Palo Monte Mayombe de vueltabajo, donde los tatas nganga para rezar y conjurar hacían malabares para que nadie entendiera lo que decían, a penas un susurro, un balbuceo se les podía entender, protegían de oídos curiosos su saber y con ello su religión.

Existen mambos “secretos” porque son según me dirá un conocido tata nganga: “muy delicados de cantar” se cree que algunos de estos cantos pueden atraer para sí mismo, tanto lo bueno como lo malo. Otros son exclusivos de un nsó nganga o linaje y antiguamente se consideraba un agravio cantarlos fueras de ese contexto:

“… Cuando ibas a “jugar” a casa de fulano o mengano jugabas con los mambos de ellos y si te apretaban mucho entonces soltaba uno de los tuyos. ¡No llegabas buscando jaleo! Para eso era el juego en el patio para divertirse, pero en la yimbula no. Al juego de yimbula se iba a ayudar y a trabajar y si se “plantaba” bien el nfumbe resolvía porque sí…”. me decía mi viejo Tata en referencia a sus experiencias de antaño.