Criollo no entiende, ¡Quien sale corriendo llega caminando!
YO MIMITO SO MBOMA.
SO SUNSUNDAMBA.
SO MBUA.
SO KINWANGA.
SO KUNDA.
SO KANGAME ¡UH!
SO CONGO MUMBONA, CONGO LUANGO, CONGO NTOTILA.
SO CONGO DE AMPANGA BUNZI YE FUKA LUCERO MADRUGA ¡ISA!
El esclavo en Cuba intento y consiguió reproducir con los elementos a su alcance sus nkisi (deidades-espíritus), la materialización de estas fuerzas numen, le sirvió para dar vida a la nganga, su receptáculo mágico eje central del culto mayombe, a la vez fue un vínculo visible, tangible y concreto para hacer las ofrendas y sacrificios a sus espiritualidades, y atraer para su auxilio a sus ancestros. Así que, en un principio, inmediatamente después de su cautiverio, lo que existió y, antes que nada, fue el espíritu, ellos aclamaban, imploraban, rogaban a su espiritualidad.
Sus invocaciones a la naturaleza se convirtieron en ritos necesarios para obtener ventaja sobre sus captores y en el caso de los cimarrones sus perseguidores, los rancheadores. [… que me convierta en maja para escapar sigilosamente sin ser visto. Dame ojos de búho para huir en la noche oscura. Dame la dureza de la jicotea para que el látigo no me haga daño…] imagino así sus plegarias a la Madre Naturaleza, era tan vil e infrahumana su situación de desamparo, que se aferraría a todo aquello que de una u otra forma le fuera útil, incluido los símbolos sociales, religiosos y ritos de sus captores, más que rechazar el esclavo adsorbió y manipulo la magia del blanco.
Lachatanere relata que caían en trance [… algunos negros, caían en transe para poder soportar la tortura del cepo y el látigo. Y más de uno, “montado con lo suyo” se rebeló contra el mayoral, y como no podía morir, porque “era el mismo Nsasi” quien estaba allí incorporado, se burlaba así del castigo…] y nos dice Cabrera que: […hasta se trasportaban a su tierra, Kongo dia ntotila, gracias al poder que le confería la posesión de sus “ancestros africanos” …] De entre estos esclavos, solo unos pocos eran conocedores de las técnicas secretas de la magia, sabidurías reservadas para los cultos iniciáticos, o sociedades secretas, y fueron ellos los que, con un afán irrenunciable de superar toda dificultad, y aferrados a sus antepasados, consiguieron perpetuar su cultura en la isla, hasta nuestros días de una forma autóctona y singular.
La nganga se dota de “poder”, que es la fuerza sobrenatural, que hace de ella una deidad-espíritu asimilada de la propia selva. Este procedimiento se inicia con la escogencia de los elementos análogos al poder que el Tata Nkisi o la Yaya Nkisi quiere dominar. Pero lo importante no son los materiales en sí mismo, sino que estos tengan su espiritualidad, ¡De que sirve tener un pájaro carpintero en la nganga, una lechuza, un palo de vencedor, un caracol, o hasta un grano de arena o tierra, si no tiene espiritualidad!
La nganga va de eso, de la espiritualidad de la naturaleza y su relación intrínseca con el Tata Nkisi o la Yaya Nkisi. Es el motor que anima y desde donde vibra toda la fuerza numen de la nganga. Y básicamente es un híbrido único para cada Tata Nkisi o la Yaya Nkisi, quien celoso de su secreto, no lo revela, ni lo reproduce nunca más de forma idéntica, es su “tratado”, su mayor secreto. El Tata Nkisi o la Yaya Nkisi es conocedor de que una fuerza superior puede anular “su tareco”. Y de que le sería muy fácil a su enemigo, destruirle “sus cosas” si es conocedor de la composición de ellas. Antiguamente en el mayombe criollo, montar, fundamentar o armar una nganga era una cosa seria, ninguna Tata Nkisi o la Yaya Nkisi se lo tomaba a la ligera, y hasta hubo grandes Tata y Yaya en Cuba que no “parieron prendas” eso era cosa de mucho secreto.