El Corpus Santoral en el Palo Monte Mayombe
Uno de los mitos congos del Palo Monte Mayombe señala que Tibisia-Nsambia bisa kuna muna-nsulu (trad. lit. Dios Todopoderoso que está en el cielo) decidió ir a la tierra para imponer su autoridad divina y restablecer el orden, ya que este había sido quebrantado por los seres humanos. Para ello, quiso convertirse en Mpungu-Nsambia bisa kuna muna-ntoto (trad. lit. Santo Dios que está en la tierra); esto es, en «mpungu».
Una vez que Nsambia restableció el orden en el mundo e impuso su autoridad, decidió regresar al cielo junto a Tibisia-Nsambia bisa kuna muna-nsulu, reuniéndose así la Primera y la Segunda Persona Divina de Nsambia (Dios); y por otra parte, Mpungu-Nsambia bisa kuna muna-nsaso (trad. lit. Santo Dios que está en todas las partes), Su Espíritu o Voluntad creadora y conservadora de su Creación (la «Nfinda» o universo), permaneció en todas las partes como la Tercera Persona Divina, para asegurar el orden universal contra el caos.
Sin embargo, cuando Mpungu-Nsambia bisa kuna muna-ntoto, también llamado Nsambia-ntoto (trad. lit. Dios en la tierra), decidió volver al cielo (en congo, «nsulu»), estableció una jerarquía y asignó un dominio concreto a cada uno de los «mpungu» o santos congos que Él había creado, de tal forma que todo cuanto existe en la «Nfinda» está regido por un «mpungu» concreto; por ejemplo, una piedra, una hierba, un árbol, el mar, una montaña, una persona, o un difunto; todo en definitiva.
Nsambia (Dios) está por encima de los «mpungu» y de todo cuanto existe en la «Nfinda» o universo. Por otra parte, aunque Nsambia no recibe realmente un culto específico (tal como ocurre con los «mpungu», los «kinyula nfuiri-ntoto» y los «nfuiri-ntoto»), los nganguleros al comienzo de todos los rituales y de muchos rezos congos recitan la siguiente fórmula[1]: «Primero Nsambia que todas las cosas, Nsambia arriba, Nsambia abajo, Nsambia a los cuatro costados».
Ricardo O’Farrill tiene razón al afirmar al respecto:
«… con ello, el ngangulero no hace más que confesar que cree firmemente en la Trinidad de Dios, al que llamamos Nsambia».
En efecto, ya que este acto de fe debe interpretarse de la siguiente forma:
- Nsambia arriba… Nsambia-nsulu (trad. Dios en el cielo).
- Nsambia abajo…. Nsambia-ntoto (trad. Dios en la tierra).
- Nsambia a los cuatro costados… Nsambia-nsaso (trad. Dios en todas las partes).
Después de Nsambia figuran todos los «mpungu», que son los espíritus superiores o santos congos que rigen todo cuanto existe en la «Nfinda».
Cheo Barreto y Noelia Martín agrupan a todos los «mpungu» en cinco grupos de acuerdo con sus dominios respectivos:
- «Mpungu kuna-mámba» (trad. santos congos del agua, dominan el agua).
- «Mpungu kuna-nfinda» (trad. santos congos del monte, dominan la tierra).
- «Mpungu kuna-nkili» (trad. santos congos del aire, dominan el aire).
- «Mpungu kuna-bukula» (trad. santos congos del fuego, dominan el fuego).
- «Mpungu kuna-kukorembo» (trad. santos congos del mundo subterráneo, dominan el llamado «mundo subterráneo).
Después de los «mpungu» están los espíritus de la naturaleza y todos los espíritus difuntos en general. Los nganguleros, siempre preocupados en el culto a sus difuntos y la manipulación de estos en sus prácticas rituales de hechicería, les otorgan numerosos nombres y establecen muchos grupos clasificatorios de acuerdo con su dominio natural y sus propias características.
Cheo Barreto y Noelia Martín exponen una relación extensa que ha sido ampliada con la que ofrece Lydia Cabrera (1984 a: 69-7l):
- Espíritu en general… «Nfuiri», «fuiri», «nkita», «katukemba», «yemberekén», o «didamba».
- Espíritu del elemento agua… «Nkita kuna-masa», «nfuiri-kuna-masa», o «kinfuiri-kimasa».
- Espíritu de río o de laguna… «Mbuiri».
- Espíritu que «habita» dentro de un majá (Epicrates Angulifer, Bibr.) y que va al fondo de las aguas «Nkisi-Mboma».
- Espíritu del elemento aire. «Nkita-nkili».
- Espíritu del elemento fuego. «Nkita-bukula».
- Espíritu de la manigua. «Nkita-minseke», «nkisi-kinsete», o «dinganga».
- Espíritu de la montaña. «Nkita nsulu-móngo», o «kindíndi».
- Espíritu maléfico o duende. «Ndoki», «ndiambo», «indiambo», «yaití», o «nkuyu-ndoki».
- Espíritu de un difunto malvado. «Nfumbe», «fumbe», o «fumbi».
- Espíritu que el ngangulero introduce en la «nganga». «Perro-nganga», «perro-prenda», «perro», «mbúa», «mbika», «nkisi», «nfumbe», «fumbe», o «fumbi».
- Espíritu de un difunto que el ngangulero introduce en una «nganga» cuyo recipiente es una güira y que «fundamenta»[2] esencialmente con fuerzas de aves sagradas… «Kimbundo» o «kimbunde».
- Espíritu que el ngangulero introduce en el interior de un «resguardo» o amuleto. «Ndongo».
- Espíritu de un antepasado. «Kinyula nfuiri-ntoto», o «bakulu-kinyula».
- Espíritu sanador. «Kindamba kía-kusaka», o «ndambi kía-kusaka».
- Espíritu protector. «Dúndu» o «ndúndu».
- Espectro o fantasma.»Musanga».
[1] Lydia Cabrera (1979:127) señala la misma fórmula ritual de la siguiente manera: «Primero Sambia que tó las cosas. Sambia arriba, Sambia abajo».
[2] Los nganguleros llaman «fundamentar» a construir una «nganga». Esta «nganga» mencionada por Lydia Cabrera (1984 a:70) no está construida en un recipiente de hierro de tres patas (similar al pote gallego) ni tampoco en una tinaja de barro, sino en un güiro. Tal como señala Noelia Martín, entre las fuerzas concentradas destacan las fuerzas procedentes de aves sagradas; por ejemplo: aura tiñosa, cuervo, lechuza y gavilán.