Rasgos culturales y arquetipos caribeños
Rasgos culturales y arquetipos caribeños

Rasgos culturales y arquetipos caribeños

¿Quién puede negarles su filiación criolla afro-amerindia a las comunidades peruana de Chincha y Trujillo, a los asentamientos esmeraldeños de Ecuador y a las poblaciones negras del Chocó, Valle del Cauca y Nariño de las tierras bajas de Colombia? En el espacio geográfico del Pacífico colombiano se desarrolló un marcado sincretismo entre las etnias chocó (embera, waunana y siapirara) y los tule y la fuerte presencia de esclavos y posteriormente afro-descendientes de origen adj a-fon. Una manifestación etno-religiosa que aún perdura es el culto a los gemelos sagrados (en Benin y entre los chocó) y a las deidades de la realeza (con características anormales) Tóxósu (fon), Jerú Poto (chocó) e Ipele (tule), las tres identificadas con los Hijos de la Pierna, y portadoras del conocimiento de la medicina popular.

¿Cuáles son los componentes que definen, entonces, al ser caribeño? ¿Cuáles son sus rasgos culturales, sus arquetipos o marcas espirituales?

El Caribe se caracteriza:

  • Por la presencia de un sustrato amerindio (físicamente extinto en las Antillas y cultural y físicamente incorporado en el Caribe continental).
  • Por la presencia de un fuerte sustrato africano (tanto en el Caribe insular como en el continental).
  • El uso vivo de lenguas criollas en todas las intenciones comunicativas y actos del habla del entorno, e incluso muchas de ellas ya ostentan una literatura apreciable.
  • Por lo antes dicho hay en la mayoría de las entidades geográficas del Caribe una fuerte tendencia a la diglosia o al multilingüismo (lengua[s] estándar[es] u oficial[es] + lengua[s] criolla[s]).
  • Sistemas de creencias sincréticos de sustrato africano y/o afro-amerindio o credos cristianos permeados por dichos sustratos.
  • Manifestaciones artísticas (artes plásticas, teatro, poesía, narrativa y música) donde están presentes también ambos sustratos.
  • Y dentro de estas manifestaciones es preciso destacar la fuerte presencia de lo que se ha dado a llamar «cimarronaje cultural», con heterogéneos perfiles y diversos rostros pero marcados por una misma condición social: la resistencia que se revela de diversas maneras, entre ellas quisiera subrayar, según apunta Ivón Muñiz (2007): (a) la indagación del creador en su pasado ancestral desde presupuestos ontológicos y aproximaciones antropológicas; (b) la apropiación, reformulación e inclusión de elementos y rasgos de la cultura popular; (c) la desacralización o re-ritualización de prácticas religiosas y sus cuerpos ceremoniales; (d) las emergentes posibilidades de proyección participativa y de comunicación social y (e) las estrategias de resistencias frente a la marginalización y exclusión de auténticas expresiones nuestras en significativas plataformas culturales internacionales.

Jesús Fuentes Guerra en exclusivo para Ediciones Maiombe ©