¿Por qué y cómo actúa la “brujería”?
¿Por qué y cómo actúa la “brujería”?

¿Por qué y cómo actúa la “brujería”?

Cuando le preguntamos a un ngangulero si sus “trabajos” “caminan” (esto es, si son efectivos). Todos responden resolutivamente que sí. Al indagar un poco más sobre la causa de esta convicción, encontramos algunas grietas, muchos reconocen que “caminan” a veces sí y otras no, otros abiertamente declaran que “caminan” siempre que la persona tenga Fe, pero todos atribuyen siempre a dos factores el fracaso de un hechizo, uno a un contrahechizo superior y dos a la falta de Fe del individuo.

Como toda religión animista, la religión del palo mayombe cumple en su totalidad con patrones que podemos interpretar y comprender, pero para ello tenemos que empezar por aprender dos cosas fundamentales. Una la forma de pensar y actuar de sus protagonistas y dos romper nuestros esquemas de razonamiento occidental que son risibles y ridículos para comprender el animismo en toda su dimensión.

La brujería mayombe se basa fundamentalmente en la interrelación de los fenómenos naturales, el comportamiento de los animales y plantas y su similitud con nuestros sucesos cotidianos. Una tormenta crea desastres, por lo cual si nos apropiamos de su esencia (mágica) podemos utilizarla para atacar a nuestros enemigos. Un pájaro que tiene la capacidad de volar nos puede trasportar, hacer crecer o facilitar nuestras metas, porque es un ser más rápido, más dinámico. Una planta trepadora nos sirve para subir, escalar, atar, por lo que puede ser empleada en la práctica para materializar nuestras aspiraciones.

Sus razonamientos son simples y a la vez prácticos, enlazan el conocimiento de una vivencia positiva o probada de un animal, planta o fenómeno natural, con similares sucesos cotidianos y aplicando las mismas reglas de unos consiguen obtener los mismos resultados en otros. Esto se debe únicamente a su forma de interpretar el mundo y los sucesos y entender el cosmos como una unidad única, donde las reglas que son buenas para unos lo son indefectiblemente para todos y viceversa.

Solamente existen tres tipos de brujería, la defensiva que comprende amuletos, ritos de protección, limpiezas y exorcismos etc., la ofensiva que es donde se enmarcan los ritos, contra los enemigos, el infortunio, la enfermedad etc., y la de protección que actúa solamente a nivel espiritual, es decir, cuida el espíritu no el cuerpo físico aquí intervienen los amuletos ya sean personales, de lugares o de “cosas”.

Seminario Monográfico: Tratado de “brujería afrocubana”