Los muñecos andantes del Palo Mayombe. (Parte II)
Aunque los nganguleros consideran que la madera de los árboles sagrados es el material idóneo para elaborar estas figuras que, mediante la palabra se transforman en imágenes vivas, también las hacen con otros materiales, como, por ejemplo: madera de árboles no sagrados, piedra, tela, barro, hierro, e incluso de cartón.
Lo más corriente cuando sea imposible la obtención de un muñeco de madera sagrada es que se realicen con telas o bien se adquieran en cualquier juguetería. En el interior del muñeco, el ngangulero introduce la «carga», que es todo un conjunto de elementos, como, por ejemplo: tierra, palos, un imán, monedas o granos de maíz, y una pequeña fracción de algún elemento de la «nganga» (como puede serlo una astilla de algún palo). En el caso de que la figura fuera de madera, el ngangulero realiza una abertura (generalmente situada en la espalda del muñeco) en la cual deposita la «carga» y luego cierra dicha abertura derramando cera virgen.
Una vez «cargado» el muñeco, el ngangulero le da un nombre y le sacrifica un animal: una paloma, un gallo, un pollo macho o un pollito.
Los nganguleros suelen vestir a estos muñecos de acuerdo con las manifestaciones que atribuyen a los espíritus que representan.
Una muñeca cuya imagen representa a su espíritu protector Má Teresa está vestida tal como se ha manifestado que se presenta dicho espíritu cuando aparece: vestida con un traje de «guinga» de pequeños cuadros azules y blancos, con siete pequeños cascabeles cosidos en el falso de la saya del vestido, descalza, con una pequeña cadena de oro en el tobillo derecho, con un pañuelo rojo atado a la cintura y otro azul atado a la cabeza, y con un pequeño collar de cuentas azules y blancas en el cuello. Se trata de una muñeca que ha sido adquirida en una juguetería y tiene el aspecto de una mujer mulata. En cuanto al vestido, el collar, la cadena de oro y los cascabeles cosidos a la saya, todo ello ha sido confeccionado por la propia ngangulera informante.
Otra ngangulera tiene un muñeco que representa a su espíritu protector Tá Cirilo Siete Rayos. Dicho muñeco está vestido tal como le han asegurado que se manifiesta este espíritu: sin camisa, con el pantalón remangado hasta las rodillas, descalzo, con un pañuelo rojo «terciado» (cruzado al pecho) y otro también rojo atado a la cabeza, un collar de cuentas rojas y blancas al cuello, y un machete en la mano. Se trata de un muñeco de tela confeccionado por la propia ngangulera; y el machete (también hecho por ella), toscamente realizado, es de madera de laurel (árbol que está bajo el dominio de Siete Rayos).
De acuerdo con las informaciones facilitadas por los nganguleros puede establecerse que en el Palo Monte Mayombe no se tallan ni se elaboran ídolos o fetiches, tal como puede parecerle a cualquier observador que desconozca la función de estas figuras. En realidad, los nganguleros tan sólo crean imágenes que ellos dominan.
Un tata nganga explica:
«…Cualquier escultura o pintura de la Virgen que haya en una iglesia, naturalmente no es la misma Virgen. Todo el mundo sabe que tan sólo es una representación de la Virgen y nada más. De esto no hay ninguna duda. Se trata tan sólo de la representación del ser espiritual al que adoran todos los cristianos. ¿No es así? Imagínate ahora que a la escultura de la Virgen la visten con el hábito y los atributos de la Virgen del Carmen, representará entonces a esta advocación mariana, a la Virgen del Carmen y no a otra; pero si le ponen el hábito de la Virgen de Fátima con sus atributos, naturalmente ya no representará a la Virgen del Carmen, sino a la de Fátima. Y también, si a esta escultura la visten con el hábito y los atributos de Santa Bárbara bendita, ya no será la representación de la Virgen, sino la de la santa, Santa Bárbara.
De este modo, en nuestra religión africana, ningún ngangulero adora en sí a ninguna figura que representa a un «mpungu» o a un difunto». Sino que es solo un medio (la imagen) por el cual se materializa esa “fuerza numen” para permitirnos manipularla con eficacia.