Makuto: amuleto o resguardo utilizado en el Palo Mayombe con el fin de proteger a sus adeptos de múltiples propósitos. Estos propósitos pueden ser generalistas y subjetivos como evitar la hechicería, la mala suerte, los malo ojos o la envidia, o muy específicos y reales como las enfermedades, la policía o los accidentes. En cualquier caso, estos propósitos subjetivos lo son solo para un neófito, para un creyente que dota de personalidad todo lo que se expresa por cualquier medio y en cualquier forma en la naturaleza visible, o seke, son seres modales, que son los que están agrupados en la categoría de los seres «mankíndi». Como se expresa en mi libro: La “Nfinda” y la concepción del ser y del conocimiento:
Quizás podría resultar más difícil de entender que los nganguleros consideren la existencia de seres. Como ejemplos de seres «mankíndi», podrían citarse los siguientes:
ʺWawába» la belleza.
«Lémba» la altitud.
«Nkela» lo negro.
«Nyilá», «nguame» o «ndoki» la maldad.
«Kikénda» la tristeza.
«Kuko lángo» la profundidad.
«Dála nkuame» el llorar.
«Lénga» o «nsuame» el correr.
«Malala» la muerte.
«Burire» la vida.
Pudiera resultar difícil, para el no afrocubano, llegar a creer que verdaderamente pueda existir el «llorar» («dala nkuame») como un ser autónomo, sin que además haya alguien que esté llorando.
Se preguntó a O’Farrill Mendoza, si era verdaderamente posible el que existiera el «llorar» o la «risa», sin que haya alguien que esté riendo o llorando. Su respuesta fue esta:
«Pues claro que sí. En el Palo Monte, los nganguleros sabemos perfectamente que el «llorar» y el «reír» son seres completamente independientes y que actúan de forma autónoma; y también, que son seres que acompañan al hombre. Así, puede decirse que la «risa» se ríe junto al hombre que se ríe, y el «lloro» llora junto al hombre que está llorando».
Se han recogido algunas informaciones muy similares a la expuesta por Ricardo O’Farrill Mendoza; no obstante, mayor interés tiene la observación de los rezos que realizan los nganguleros en los conjuros a los seres «mankíndi» benéficos o maléficos, para que se aproximen o se alejen. Estos seres «mankíndi» son atraídos o impelidos por el poder de la fuerza «ndínga», que tan solo poseen aquellos seres que tienen la fuerza «ntu» o «inteligencia» (los seres de la categoría «ambaro»).
En un ritual presenciado en el «nsó nganga» del ngangulero informante Ramón Morales Iglesias, la «madrina nganga» realizó un largo conjuro en el cual dijo lo siguiente:
«Nkanga ngunda miése malembo,
nkanga yelá ndundu,
nkanga nfinda mafuembo,
nkanga nfuko komamo wiri,
nkanga malala lofuá”
La traducción es esta:
«/Conjuro a la luz de la luna maléfica, / conjuro a la maldad de los enanos, / conjuro al monte oscuro, / conjuro a la noche prieta, / conjuro a la muerte, /…».
En este conjuro que se ha presentado, la «madrina nganga» conjura a la luz («mankíndi») de la luna («kuna malanda») maléfica («mankíndi»), a la maldad («mankíndi») de los enanos (se refiere a los espíritus de los enanos, «ambaro»), al monte («kuna malanda») oscuro («mankíndi»), a la noche («kuna malanda») prieta («mankíndi»), y a la muerte («mankíndi»).
Todos estos seres que son conjurados a través de la fuerza «ndinga», mantienen relaciones entre sí (por ejemplo: maldad/enanos, «mankíndi»/»ambaro»; o también, luna/maléfica, «kuna malanda»/ «mankíndi»); y sin embargo, lo importante es que todos ellos son independientes y tienen existencia propia, pudiendo o no asociarse entre sí.
Otro ejemplo lo constituye un conjuro realizado por O’Farrill Mendoza al final de un ritual religioso que tuvo lugar en su «nsó nganga»:
«Nkanga nsimbo,
nkanga yila,
nkanga kókele kiamo,
nkanga bundanga”.
La traducción es esta:
«/Conjuro a la riqueza, / conjuro a la salud, / conjuro al bienestar, / conjuro a la sabiduría, /…».
Todos estos seres conjurados por Ricardo O’Farrill Mendoza, son seres «mankíndi». Igualmente, a través de la fuerza «ndinga», este atrae a todos estos seres «mankíndi» benéficos para que se aproximen a él y a todas las personas que se encuentran presentes en el ritual religioso.
Extracto de la obra: “Nfinda” y la concepción del ser y del conocimiento.