El método de adivinación con pólvora
Los nganguleros llaman a la pólvora de distintas maneras: «fula», «nfula», «tanfula», «tiotio-mputo» o «café inglés»; y a través de la «fula» (trad. pólvora), «hablan» con sus «ngangas» y con los espíritus, preguntándoles todo cuanto desean saber. En cuanto al ejercicio de la adivinación (en congo, «tenda matenda tendela»), recibe indistintamente el nombre de «registro» o «consulta»; aunque algunos nganguleros con el fin de diferenciarlo de la Regla de Osha le llaman: «registro de Palo» o «registro de Mayombe».
Cuando el ngangulero se dispone a «hablar» con su «nganga» por medio de la «fula», siempre se coloca ante la «nganga», y tras chiflar tres veces (para llamar la atención de la misma), «sopla» un poco de chamba y humo de tabaco sobre la «nganga». Luego, realiza una «firma» en el suelo ante la «nganga» o bien sobre el plano de la hoja del «mbele-nganga» (el machete ritual), y coloca sobre la «firma» un número determinado de montoncitos de «fula»[1], separados unos de otros y que reciben el nombre de «cargas» de «fula». A continuación, el ngangulero enciende con su «nsunga» (trad. tabaco) la «carga» que se encuentra más alejada de la «nganga» y observa tanto el número de «cargas» de «fula» que arden como el modo de arder de éstas, y a partir de esta observación interpreta la respuesta de la «nganga» ante la pregunta concreta que le hizo antes de encender las «cargas» de «fula».
Así, por ejemplo, una vez que el ngangulero ha realizado un «trabajo» (hechizo) y quiere saber si dicho «trabajo» está totalmente terminado o si necesita algún elemento más en su elaboración para producir el efecto deseado, podrá saberlo a través del método de la «fula». Para ello, cogerá su «nsunga» y hará arder las «cargas» de «fula»[2], y con ello, habrá obtenido la respuesta de la «nganga». Si arden todas las «cargas» de «fula» y el humo se dirige hacia la «nganga», la respuesta se considera como un «sí» rotundo; y si se queman cuatro «cargas» de siete en total, la respuesta es negativa y entonces será preciso preguntar a la «nganga» cuál es el componente que le hace falta al «trabajo» para que está completamente terminado y de tal forma pueda surtir el efecto deseado. Este ejemplo puede dar una idea de cómo se desarrolla la operación adivinatoria.
Cualquier pregunta que se formule a la «nganga» antes de encender la «fula» deberá ser: una sola pregunta (no varias en una misma), muy clara y muy concreta. Los nganguleros consideran que ante una pregunta múltiple, confusa o incorrecta, la respuesta siempre será errónea o inexacta. Han insistido mucho los informantes consultados en la necesidad de que las preguntas realizadas a la «nganga» sean formuladas de forma correcta; y a este respecto uno de ellos señala:
«…ya que si la pregunta realizada no se ha hecho bien, la «nganga» naturalmente se desconcierta y sus respuestas son equívocas o contradictorias. Hay que poner mucho cuidado».
Uno de los informantes kimbisas de Lydia Cabrera le explicó detalladamente (1979:146-147) cómo le pregunta a su «nganga» con «fula» sobre si es o no enemigo un individuo que no conoce:
«Hice este trazo («firma») el de Ncuyo o Tata-Legua, un Eleguá congo[3]. La flecha de la derecha representa al enemigo. Para preguntar se utiliza la del centro. En el punto negro que está en la parte baja de la flecha central, se pone el primer montoncito de pólvora, y el Mayombero (ngangulero) dice (a la «nganga»): si es verdad, verdad, es enemigo mío, coja usted tres («cargas») del camino que está para él (derecha) y tres de la guía (centro) del lado derecho. Deje libre el medio. Si estallan seis montoncitos de fula y quedan siete, el que se sospecha que es enemigo no lo es. Si sólo estalla la pólvora del centro, no es enemigo».

El ngangulero informante de Lydia Cabrera continúa su relato (1979:147) diciendo lo siguiente:
«¿Quiere otro ejemplo? Vaya, dibujo la firma»

Finalmente, el ngangulero informante de Lydia Cabrera (1979:147) prosigue sus explicaciones de cómo los nganguleros pueden «conversar» con los espíritus por medio de la «fula», y sobre la «firma» dibujada, señala:
«Arriba en el punto de la guía (el punto de la flecha vertical donde ésta es cortada por la flecha horizontal), se coloca un Matari Nsasi una piedra de rayo. Abajo de la flecha (vertical) se enciende la pólvora (en el punto negro) después de decir: Matari Nsasi kuenda kunayandi (mira la represa del río), kunayandi Matoko Nganga vira vira licencia Ntoto Insambi muña lango (Dios viene en el agua del cielo), tu kuenda munansulu Kimputo, ¡Ay Siete Rayos Kimpensa! Le explica el caso, lo que desea conseguir, y le pide que conteste, que diga lo que debe de hacer, prendiendo los montoncitos de pólvora que indique el Padre Nganga».
Todas estas informaciones demuestran que la pólvora «habla», y es en definitiva, uno de los medios que disponen los nganguleros y los espíritus para intercomunicarse.
Del libro: Mpaka, Cocos, Caracoles y Huesos
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[1] El que el ngangulero fume en el período anterior al ejercicio adivinatorio es totalmente válido; pero si el ngangulero no es fumador, en tal caso sería ilícito. Los nganguleros consideran que si el adivino no es fumador y fuma antes de ejercer la adivinación, sus facultades mediúmnicas disminuirían, y además, todo cuanto «interpretase» o «transmitiera», se pondría siempre en duda.
[2] El número de las «cargas de fula» puede ser: 4, 5, 6, 7, 8, 9, 12, 14, 16, 18 ó 21. No se trata de un número al azar, sino que está en estrecha relación con el «mpungu» que rija la «nganga» o al espíritu al que se dirige en el oráculo.
[3] La información recogida por Lydia Cabrera (1977:146-147) procede de un ngangulero kimbisa; esto es, de la Regla Kimbisa del Santo Cristo del Buen Viaje. Tal como se ha venido diciendo repetidas veces, se caracteriza por su marcado sincretismo y la apropiación de elementos culturales pertenecientes a la Regla de Osha. Ncuyo es el mismo Lucero; mientras que «Tata-Legua» está compuesto de «tata» («padre» en congo, sinónimo de «taita») y «Legua» (de «Elegguá», «orisha» lucumí). Este sincretismo se hace aún más patente al decir que Ncuyo es un «Eleguá» (o «Elegguá») congo.