Características y normas de procedimiento mágico-animistas en el contexto del Palo Monte Mayombe
Existen un conjunto de características y normas o principios que conforman los pilares necesarios para la comprensión del entramado ritual del Palo Monte Mayombe, del pensamiento místicos del ngangulero, y de aquello que hace ejecutable y efectiva su hechicería.
Hablamos de características y normas que hacen la magia posible, refiriéndonos tanto a sus formas rituales como a los elementos que la componen. En su conjunto, nos dan una idea clara de la practica mágica y nos ofrecen elementos de juicio suficientes como para comprenderla y poder ejecutarla. No obstante, el ngangulero considera que todo efecto de su hechicería es causado por la intervención de uno o varios espíritus, como premisa fundamental e irrenunciable.
El proceso y los elementos que el ngangulero utiliza a la hora de plantearse componer un hechizo o ceremonia se derivan de la aplicación de las siguientes características y normas:
De la semejanza. Lo semejante produce efectos semejantes, porque todo lo que es semejante o parecido tiene influencia recíproca; análogamente los gestos, símbolos y palabras correspondientes son equivalentes a la realidad deseada. Las propiedades de un cuerpo, en determinado estado, pueden ser aplicadas a otros cuerpos a pesar de que se encuentren en estados diferentes. El uso de un pedazo de cualquier objeto, o la reproducción del mismo, afecta e influye inevitablemente en el objeto o persona real, pero, la semejanza tiene que ser el producto de la acción del ngangulero sobre el objeto o persona.
De lo imitado o imitativa. La imitación de una acción produce el mismo efecto en la realidad imitada, siempre que exista una transmisión entre todas las cosas simbólicamente representadas. De esta forma, cuando se escenifica la lluvia, el matrimonio, la muerte, la caza o el nacimiento de algo o alguien, el resultado será semejante al imitado.
De contacto. Un objeto que haya sido puesto en contacto con otro, o haya formado parte de éste, queda para siempre unido por la fuerza vital que los unió e inevitablemente, al ejercer una acción sobre uno se ejerce sobre el otro, aplicando el principio que una parte representa el todo.
De aquí que para ejercer una acción sobre una persona sea suficiente actuar sobre algo que le haya pertenecido, como ropa, prendas, uñas, pelos, o incluso la fotografía y el nombre etc.
De los deseos expresos. La palabra, gestos y acción de un hombre vivo son superiores a cualquier otra manifestación, como máxima expresión de fuerza vital, por lo que tienen que acompañar a la acción en los ritos. Así que, si el resultado es bueno, tenemos que mostrar alegría, risa, amor o compasión a la hora de realizar la acción, como si es malo tristeza, odio o rencor. Según sea el estado anímico del ngangulero al realizar una determinada acción será la fuerza vital que imprima al efecto de la acción.
Seminario: La Brujería en el Palo Monte Mayombe de Vueltabajo