Debemos ser muy cuidadosos y bien responsables a la hora de buscar similitud e incluso origen de algunos kutuguangos (historias mitológicas de congos afrocubanos), rezos, procedimientos rituales, cantos, vocablos y demás formas y elementos de la praxis en la religión del Palo Monte Mayombe, en las actuales tradiciones religiosas bakongo o en libros que nos cuentan las formas más antiguas de esta cultura africana y su cosmogonía, su mitología etc.
Es una aberración y un total desconocimiento de los procesos que dieron origen a la Regla Congo afrocubano y por consiguientes al Palo Monte como religión intentar superponer e incluso fusionar ambas tradiciones religiosas, además de constituir una irresponsabilidad. Si bien es cierto que la religión de Palo Monte Mayombe tiene sus raíces en los remanentes culturales llevados por los congos de la diáspora en tiempos de la colonia y que conserva parte de este legado. Es el Palo Monte, una religión cubana 100% acriollada, adaptada y acomodada a las condiciones de la isla y a la forma de entender el culto, que traían en muchos casos solo en su memoria los esclavos africanos.
A Cuba no llegaron esclavos viejos, guardianes de sus tradiciones ¿De qué servían?, ni siquiera hubieran podido soportar las duras condiciones de la travesía marítima, fueron llevados jóvenes como fuerza de trabajo, que en muchos casos no conocían ni tenían la experiencia en el manejo de sus propias tradiciones religiosas. Y en cuanto a la llegada masiva de esclavos congos producto del boom azucarero a finales del XVIII y hasta pasada la mitad del XIX (precursores de la cristalización del Palo Monte) estos provenían de un África muy distinta a la originaria, llevaban 300 años de colonización habiendo experimentado dramáticos y drásticos cambios en todos los aspectos de su cultura. Con estas bases fue que contaron los descendientes congos para definir el carácter de la religión de forma totalmente adaptada al contexto isleño en todo el siglo XX y parte del XIX.
Igual pasa al pretender buscar similitudes entre algunos patakíes afrocubano que han sido adaptados al contexto y a la práctica de la Regla de Ocha, en las arcaicas historias de Orichas yorubas. Sucede lo mismo en el cuerpo religioso del Ifa afrocubano.
Hacer comparaciones sin la metodología adecuada es llegar a conclusiones totalmente erradas, lo digo por experiencia.
Sucede por ejemplo con la lengua hablada en el Palo Monte afrocubano, es inútil y contraproducente, sin ser lingüistas, buscar un diccionario kikongo y ponerse a sacar conclusiones sin tener en cuenta las diferentes variantes del propio kikongo según que etnia lo hable, ni tener en cuenta que la similitud entre palabras de distintas lenguas no basta para demostrar que dichos vocablos están relacionados entre sí, del mismo modo que sólo por un parecido físico no se puede determinar si dos personas tienen los mismos genes. Ni la existencia de cognados falsos que son aquellas palabras que parecen tener un origen común, pero que tras un estudio lingüístico se puede determinar que no tienen ningún tipo de relación o de falsos amigos (terminó lingüista) que se deben a una etimología común que ha derivado en significados distintos en cada lengua.
Este problema que cada día proliferan más y se ha puesto muy de moda con el habla Mayombero, pasa también con las mitologías afrocubanas, con nombres de nkisi, y hasta procedimientos rituales y formas de confección. No se pueden sacar conclusiones simples en problemas muy complejos. Un error que cometí muchas veces en mis primeros años como investigador.
La religión en el Congo o en Yorubaland es una y en Cuba es otra y deben entenderse como religiones de orígenes comunes pero distanciados por siglos de historias y en contextos muy diferentes.
Es ridículo e irresponsable querer reestructurar el culto del Palo Monte Mayombe y reescribir la historia de siglos de prácticas afrocubanas, basado en comparaciones muchas veces superficiales y equivocadas extraídas de diccionarios y libros de mitología, folclore bakongo u otras materias, hoy al alcance de todos. Sin comprender por entero los procesos que dieron surgimiento al Palo Monte Mayombe.
A pasado en los últimos años con las tradiciones yorubas y arará afrocubanas y la incursión de nuevas formas de culto importadas de áfrica lo cual ha creado una seudocultura religiosa. Con el Palo Monte está pasando exactamente lo mismo, y lo que es peor aún ha comenzado a implicarse en este proceso de desculturización intereses comerciales.
Yo, y hablo en mi nombre, no tengo el derecho de cambiar ni una sola palabra aunque sea mal dicha, ni un solo concepto de los enseñados por mi taita aunque sea distinto a lo que practica un bakongo en la actualidad, no tengo la más mínima facultad para reinventar una historia contada de alguna forma por mi taita, porque sería un irrespeto a mi linaje, una falta a su memoria y una traición al saber que me dieron y pusieron a buen recaudo para preservar el legado de nuestra larga tradición de Mayombe.
Sería una falta absoluta de respeto a nuestros antepasados quienes con sangre, sudor y lágrima fraguaron en las luchas anti-esclavistas nuestra religión de Palo Monte Mayombe y definieron nuestras praxis religiosas.
Sería irrespetar a quienes dieron al Palo Monte Mayombe afrocubano una dimensión integradora y una fuerza capaz de enfrentar a pieles desnudas contra bayonetas y fusiles.
Sería una deslealtad a quienes lucharon en todos los campos de batalla de la cotidianidad de la vida para que hoy seamos Mayomberos. Y sería una traición a todos y cada uno de los creyentes afrocubanos que pusieron su granito de arena como aporte a nuestra identidad y nuestro folclor. Ellos merecen nuestro máximo respeto y nosotros los religiosos honestos, herederos de sus legados tenemos la obligación de salvaguardar su memoria apegándose a la praxis transmitida por cada linaje.
¿O es que acaso fue a Cuba algún jefe tribal africano con sus ejércitos a defender a los esclavos de sus martirios? ¿O fueron con sus súper poderosos bakisi y sus historias bien aprendidas, y sus palabras bien pronunciadas o con sus poderosos hechiceros a hacer algo para evitarles el dolor, la ignominia, el sufrimiento, evitar las miserias, las epidemias, las muertes inútiles?
¿Quiénes han aportado alguna solución a la marginación social y/o racial que vivieron por décadas los afrocubanos? ¿Los nganga nkisi africanos? No, fueron nuestras religiones sincréticas, transculturizadas sí, pero con identidad propia, que han salvado vidas y llenado vacíos espirituales dando respuestas por generaciones a miles de personas con sus métodos y sus formas de práctica afrocubana.
Esos «africanos sabios» que hoy levantan su voz en las redes sociales y que pretenden decir que lo que en Cuba surgió de la necesidad y de la interpretación de una cultura desarraigada está mal y debemos cambiarlo no son más que mercaderes de Fe. Esos nuevos «maestros puritanos» que ponen un nkisi, comprado en un mercado africano (o no), sobre la nganga afrocubana y dicen que está cruzada con no sé qué «tratado secreto» no son más que unos charlatanes. O los portadores de «verdades absolutas» quienes critican nuestras historias, nuestros rezos, nuestros mambos, nuestra lengua o hasta nuestros ritos o formas de confección, por ser distintos a los africanos, no son más que unos payasos, actores del gran circo religiosos 2.0, en los que algunos se empeñan en convertir el Palo Monte Mayombe.
¿Acaso fueron poderosos kindoki bakongo quienes con súper hechizos liberaron a Cuba de la esclavitud? No, fue el negro oprimido que aferrado a lo «suyo» a su Sarabanda, a su Madre Agua, a su makuto, su mpaka o su Nkuyo afrocubano, cogió machete en mano pa cota cabeza de colono.
¿Quién tiene derecho a decir que Sarabanda es un invento? ¿Quién puede atribuirse la potestad de decir que tal o más cual palabra debe pronunciarse de determinada forma porque lo leyó en un diccionario de kikongo o se lo dijo un Congo? ¿Quién es el «sabio africano» que puede corregir una historia de un kutuguango afrocubano? ¿Quién puede determinar que tal nkisi debe llevar tal o mas cual cosa, o confeccionarse de determinada forma porque algún africano le dijo, o porque leyó tal o mas cual cosa, a saber en qué foro o libro? ¿Quién tiene derecho a decir qué…?
Soy y seré un defensor del estudio de las tradiciones bakongo en particular y africanas en general, sobre todo para poder comprender el proceso afrocubano, no para cambiarlo, no para mejorarlo. Ni mis más de 30 años investigando sobre este tema me han hecho mezclar Palo Monte con cultos minkisi bakongo. Hay que entender cada aprendizaje en su contexto y emplear el conocimiento adquirido con responsabilidad y respetando las enseñanzas de nuestros mayores en la religión.
La inclusión desmedida de conceptos cosmogónicos bakongo, recién descubiertos por religiosos afrocubanos, debido a la proliferación de redes sociales y al acceso a gran cantidad de información de praxis del culto minkisi bakongo, ha supuesto un gran problema a nuestra forma original de Palo Monte Mayombe. El divulgar un purismo ridículo y ficticio, ajeno a los procesos normales de reinvención de los cultos animistas en cualquier sociedad, solo ha traído el caos al culto del Palo Monte Mayombe. A África, la idealizan pero la desconocen totalmente.
Yo no cambio nada, no mezclo nada, soy Mayombero con mucho orgullo e intento rescatar y reivindicar el Palo Monte Mayombe con el que nací y con el que crecí.
“No hay má Ngando que Batalla…”