En las creencias cubanas que se manifiesta con más fuerza y que se mezclan entre sí con los cultos sincréticos cubanos tenemos el espiritismo cruzado. Uno de los casos más interesantes es el del Hermano José.
Según afirma la tradición, existió un esclavo africano llamado José. Después de su muerte, su espíritu reencarnó en 59 videntes, a quienes posesionó y empleó como médiums. Los creyentes afirman que el hermano José es un ^espíritu noble y bondadoso, siempre dispuesto a hacer el bien y a atender con prontitud y vehemencia a quienes así lo soliciten.
Sus seguidores aseguran que su última comunicación fue observada por medio de la señora Leocadia Pérez Herrera (v. Leocadia, Médium), vecina de la ciudad de La Habana, quien era católica devota y no practicaba el espiritismo. Se comunicó por ella durante muchos años. Al morir Leocadia, fue sepultada en la necrópolis de Colón, y su tumba es visitada por muchos creyentes agradecidos, quienes realizan verdaderas peregrinaciones el día de su aniversario y le dedican incontables ofrendas de diverso tipo, incluyendo delicadas piezas musicales, ejecutadas con violines, por virtuosos de este instrumento.
Debo aclarar que existen muchas historias sobre el venerado Ta José algunas de las cuales se enmarcan dentro de mitos y leyendas de la religiosidad cubana, el Hermano José es una más de estas leyendas, en nuestro linaje Ngando Batalla existe la tradición de otro Ta José que nada tiene que ver con el Hermano José pero creo bueno saber un poco de cada una de estas historias que nos engrandecen como religiosos.
El Ta José de nuestro linaje venerado durante décadas por toda nuestra gran familia Ngando Batalla, llego a Cuba procedente de Haití a principio del siglo XIX pocos años después del triunfo de la revolución haitiana en la que participo. En Cuba vivo primeramente en un palenque de la zona de Moa, hasta que salió de allí en 1818 en dirección al Occidente de la isla.