También los nombres de los dirigentes permanecen ocultos. Los reyes de África occidental adoptan un nuevo nombre oficial cuando suben al trono; volver a pronunciar el antiguo, siempre que alguien lo conociera, equivaldría a conseguir un destronamiento mágico verbal del soberano. Uno sólo puede relajarse en el estrecho círculo familiar, en la esfera íntima de su vida. Todo lo que allí sucede y es comentado no debe salir hacia fuera. De nuevo es preciso seguir una etiqueta rígida para conseguir la protección necesaria. Si alguien del pueblo se acerca a una cabaña, debe toser o carraspear de forma audible para anunciar su presencia. A continuación, el visitante espera a que alguien salga de la casa para saludarle.
En muy pocas ocasiones es invitado a entrar en la vivienda; lo más frecuente es que se reciba al visitante fuera de la cabana -que por lo general consta de un único espacio -por ejemplo, en el balcón o veranda. La zona íntima de la familia, la ocupada por las mujeres, permanece oculta a los visitantes; los parientes próximos, por el contrario, tienen permiso para entrar en la casa. «El hombre que dispersa sus secretos por todo el mundo» suelen decir los gola de Liberia, «permite que sus rivales puedan hacerle daño».Y aún es más impensable que alguien que no sean los allegados, altos dignatarios o los sirvientes más leales puedan tener acceso a los aposentos privados de un monarca. Su persona, como ya se ha mencionado antes, está al servicio del bienestar de toda la comunidad, pero su vida privada es un secreto de estado. El mantenimiento de los secretos tiene mucho que ver con la manipulación del poder.
Despojar a uno de su intimidad, dejarle «desnudo» significa empequeñecerlo. Si alguien llega a conocer el secreto de otro, cuya revelación sería perjudicial para éste, tiene en sus manos la posibilidad de presionarlo o extorsionarlo. Si una persona dispone de métodos mágicos efectivos tiene poder sobre el resto y sería muy insensato renunciar a su sabiduría. Por eso la gente no comunica de buen grado sus conocimientos, ya sean fórmulas mágicas, recetas para fabricar medicinas mágicas, plantas curativas o curas específicas. Se trata sin duda de secretos que, como dicen de nuevo los gola, «fortalecen a una familia y que en manos de otros podrían debilitarla». En esta categoría se incluyen también los secretos profesionales.
Los que más tratan de conservar para sí sus conocimientos son (no sólo en África) los herreros, los tintoreros, los tejedores, los cazadores, los curanderos y los hacedores de lluvia. Por una parte, ese secretismo les asegura una especie de monopolio; por otra, la publicación del saber secreto podría producir un tipo de efecto inflacionista.