El término “mambo” se emplea popularmente para referirse a los típicos cantos que hacen los nganguleros en sus coloquialmente llamados “juegos de palo”; según referencia Teodoro Díaz Fabelo, en su obra “Diccionario de la Lengua Conga Residual en Cuba”, es: [… Canto, cantar, hablar, expresarse con voz. Los cantos de negros son comunitarios; la antífona o solista lo llaman gallo, como lo llamaban los congos de Cuba. Gallo y coro, o vasallos, se ayudan con tambores, metales, sonajeros y palos percutidos. El solista no está totalmente independiente, sino en relación comunal con el coro. Se canta por algo, con algo y para algo; se cultivan fines psicoemocionales, intelectuales, físicos, sociales y mágicos. Todo hacer tiene ritmo musical. La música y el canto tienen poderes, son fuerzas capaces de producir efectos diversos…] Fin de la cita.
En la religión del Palo Monte o Palo Congo el “mambo” es una expresión litúrgica indispensable. “Sin mambo el Nfumbe (espíritu que habita en la cazuela mágica) no camina” diría cualquier ngangulero. Al “mambo” se le considera un elemento más dentro del ritual del Palo Monte, insustituible y absolutamente necesario. Existen “mambo” para todo y es el “mambo” quien guía al “ñampio” para hacer “trabajos”. Con el mambo se dialoga con el espíritu o con el Nkisi.
El tata-nganga habla con la naturaleza espiritual de las cosas, mediante el mambo, le sirve además para interactuar y atrapar la virtud en las plantas, minerales, animales y hasta en fenómenos atmosféricos, o cualquier otro elemento visible; si no se canta, “no se mambea”, no puede el tata-nganga comunicarse con el “mundo invisible”.
Existen cientos de cantos en la tradición afrocubana, y básicamente todos cumplen, o la función de agradar al nfumbe o nkisi contando una historia real o ficticia en verso o prosa, o todo lo contrario, agraviarlos para “calentarlo” como se dice en el argot del Palo Monte y el que “Nfumbe” se ofusque y reaccione, con bravura y contundencia, a las ordenes del tata-nganga.
Existen mambos que son “secretos” porque son, según me dirá un conocido tata-nkisi, “muy delicados de cantar” se cree que alguno de estos cantos pueden atraer para sí mismo, tanto lo bueno como lo malo.
Las conocidas “puyas” y “contrapuyas” del mayombe cubano, tiene como fin último despertar la agresividad de yimbi (perro de prenda), para que esté se posesione del mayordomo o bakoyula de la unganga. Estos cantos son el componente principal de los “juegos de palo” o yimbula, reuniones periódicas donde se congregan los mayomberos para sus ritos´. En estas celebraciones se practica una especie de representación teatral sacro-mágica de dos personajes que juegan roles opuestos, y que tiene como protagonistas principales, que no únicos, al Nganga Nkisi dueño de la unganga donde se celebra el “juego”, quien representara en su papel, la dominación y control de la fuerza de la unganga y de contraparte estará su bakoyula, quien actuara conscientemente en el papel de “perro de prenda” hasta que esta entidad espiritual, como resultado final de este “juego de mambos” se manifieste o tome posición de su cuerpo, es en ese momento donde el bakoyula perderá la conciencia y el sentido del tiempo y espacio.
Como consecuencia de esa representación, el Nganga Nkisi entona los cantos de puya adecuados para llamar la atención del yimbi y el mayordomo que es por quien esta espiritualidad se manifestara, responde con la adecuada y correspondiente contrapuya, en una especie de “acción – reacción” musical, aderezada con aguardiente, chamba, tabaco y en muchos casos sacrificio animal; el “juego” puede durar mucho tiempo, ya que no existe más límite, que aquel que impone la capacidad de uno de los dos, Nganga Nkisi y bakoyula, de no responder con la formula, puya o contrapuyas acertada. En esta especie de “juego de cantos” en las que por veces intervienen otros Nganga Nkisi presentes, para demostrar sus conocimientos de mambos, ayudar o apoyar a uno de los dos contrincantes, suele concluir con la derrota de una de las partes y como consecuencia la entrada en trance del derrotado. Es la forma de “hacer terciar” al nfumbe, con canto y nada más.
Mientras más conocimiento en mambos tiene el Nganga Nkisi, mayor es su prestigio entre los mayomberos, debido a que no se le “resisten los yimbi”, porque “no le ganan a la puya”. El “mambo puya” propio de la Regla Conga en Cuba, tiene es su letra un contenido agresivo y mordaz, que busca en la puja entre contrincantes dominar y vencer la voluntad y reticencia del yimbi a no hacer lo que por mandato del Nganga Nkisi le ordena.
La espiritualidad del ngangulero, aquella que trae de nacimiento y que lo capacita para ejercer la magia con ese don derivado, ya sea esta un ancestro conocido o apegado a él por afinidad, pero en todo caso, un espíritu con historia concreta, lenguaje y simbología reconocible, es atraído también con cantos dentro de los “juegos de palo”. Esté ente espiritual, que no es un esclavo de la unganga sino un ser más evolucionado, cumple la función de restaurar la armonía y el equilibrio de los elementos de la naturaleza e interpersonales, que de una u otra forma han actuado en la yimbula, y dando él, finalmente su conformidad con el rito se da por concluido el ceremonial. El “perro de prenda” bajo, se posesiono por el mayordomo siguiendo órdenes del Nganga Nkisi para trabajar, hechizar o hacer cualquier otra encomienda mágica, y luego de terminada su misión, es el Nganga Nkisi quien incorpora a su espiritualidad, para restaurar el orden, de forma tal, que queden atadas y en su sitio todas las energías que participaron del rito.