En las liturgias mayomberas
La introducción a modo de antífona es la siguiente:
(Tres veces).
Oficiante: «¿Jura a Dió Mámbi?
Todos: ¡Dió Nsambi!
Oficiante: ¿Guá kuna-nkongo?
Todos: ¡Guá!
Oficiante: ¿Ndtíndu kuna-ndtíndu?
Todos: ¡Ndúndu!
Oficiante: ¿Mbaka kuna-mbaka?
Todos: ¡Mbaka!
Oficiante: ¡Nsala maleco!
Todos: ¡Maleco nsala!
Oficiate: ¡Santo Tomá!
Todos: ¡Ver y creer!
Oficiante: ¿Somo o no somo?
Todos: ¡Somo![1]
Luego, la «mboba» prosigue invocando el oficiante a Dios (Nsambia) y solicitando su «licencia»:
«Va con licencia de tó lo Nsambi: Tibisia Nsambia bisa kuna muna-nsulu, Mpungu Nsambi bisa kuna muna-ntoto, Mpungu Nsambi bisa kuna muna-nsaso, Nsambia-Risi, Nsambia-Mpungu, Nsambia-Nsaso».
La traducción es la siguiente:
«Va con el permiso de todos los Nsambia (se refiere a que Nsambia -Dios- es Uno y a su vez Trino), Dios Todopoderoso que está en el cielo, Dios Santo que está en la tierra, y Dios Santo que está en todas las partes.
Una vez que el oficiante, ha terminado de pedir «licencia» a Nsambia (Dios), continúa pidiendo «licencia»:
«Licencia Tronco-Ceiba, licencia Mama-Kéngue, licencia «caldero barro» (todas las «ngangas» que han sido «fundamentadas » en recipientes de barro), licencia «caldero hierro» (todas las «ngangas» que han sido «fundamentadas» en calderos de hierro), licencia Cuatro Vientos, licencia «cuatro-nsila» (la encrucijada de «cuatro esquinas» o «andilú»), licencia bibijagüero, licencia «pisón puerta» (la puerta del «nsó-nganga») licencia «kambo muna-nfinda» (trad. cementerio).
Luego, continúa la «mboba» con refranes congos[2]:
«Mundinga, awé son awó, mañana son mañana; «Pajarito» (nombre de una «nganga») vuela alto; camaleón cambia coló; mano con mano nunca ndiata, pero si ndiata mundo acaba; palo solo no hace monte; una mano lava la otra y con las dos se lava la cara; perro tiene cuatro patas y un solo camino; ñoco con ñoco urian juntos; lengua pelea con diente y viven en la misma bocaʺ
La traducción es la siguiente:
«Yo digo que hoy es hoy y mañaña será mañana; «Pajarito» vuela alto; camaleón cambia de color; una mano nunca se junta con la otra (van sueltas), pero si se juntan acaban con el mundo (todo lo pueden); un palo solo no hace el monte; una mano lava a la otra y con las dos se lava uno la cara, el perro tiene cuatro patas pero sólo tiene un camino; un hermano con un hermano comen juntos; la lengua pelea con los dientes pero viven dentro de la misma boca…».
«Mano con mano nunca ndiata, pero si ndiata mundo acaba» también podría traducirse de la siguiente manera: «un hermano (hermano, se entiende, hermano de religión, esto es, un ngangulero) nunca se pelea con otro, pero si lo hacen, acaban con el mundo (todo se destruye)». Una vez dichos estos refranes congos, que en este caso son muy conocidos, se invoca a sus «kinyula nfuiri-ntoto», a todos sus espíritus protectores, a todos los espíritus protectores de los nganguleros que se encuentran presentes, y finalmente a todos los espíritus protectores para incluir a todos aquellos cuyos nombres ha olvidado citar o desconoce:
«Licencia Tá Juan Bautista Marcos Rodríguez, licencia Mama Inés de la Peña, licencia Tá Ignacio Sotolongo, licencia Má Severina Montalvo, licencia Congo Ramón, licencia Mamá Teodora Santa Cruz, licencia Má Enriqueta Cisneros, licencia Conga Merced, licencia Má Tomasa, licencia Tá Ricardo, licencia Má Josefina Siete Sayas, licencia Má Guillermina O’Farrill, licencia Gumersindo Herrera, licencia Congo Angel Zarabanda Mayombe Bueno, licencia Má Caridad Moya la China…».
A continuación, solicita «licencia» a las «ngangas» de sus «kinyula nfuiri-ntoto», a sus propias «ngangas», y a las «ngangas» que poseen los nganguleros presentes:
«Licencia Mamá Lola, Kalunga Manga, Campana Revuelo; licencia Pajarito Vrillumba Congo, licencia Pajarito Matari-Nganga Vrillumba Congo; licencia Mamá Luisa, Ngunga-Simbunga Tumba Cuatro; licencia Zarabanda Kiyumba-Mumbala, Planta Firme, Vence Batalla; licencia Siete Rayos, Gajo Siguaraya; licencia Nganga Mayombe; licencia Lucero-Mundo, Mundo Nuevo, Kusaka, Dibanga-Andilti, Kimbisa Congo; licencia Gando Cueva, Mayimbe Puro, Vrillumba Congo; licencia Ntoto-Hielo…».
Tras pedir «licencia» a las «ngangas», solicita «licencia» a todos los nganguleros que se hallan presentes en el ritual:
Oficiante…………………………..»¿Licencia taita-nganga?
Los «taita-nganga»………….. ¡Licencia!
Oficiante………………… ¿Licencia mama-nganga?
Las «mama-nganga»……………. ¡Licencia!
Oficiante…………………………. ¿Licencia taita-nkise?
Los «taita-nkise…….. ¡Licencia!
Oficiante………………… ¿Licencia mama-nkise?
Las «mama-nkise»……………… ¡Licencia!
Oficiante………………………….. ¿Licencia boca-fula?
El «boca-fula»……………. ¡Licencia!
Oficiante……………… ¿Licencia madrina-nganga?
La «madrina-nganga»…… ¡Licencia!
Oficiante………………. ¿Licenoia criado-nganga?
Los «criado-nganga»….. ¡Licencia! »
Oficiante………………. ¿Licencia nweyo?
Los «nweyo»……………… ¡Licencia!
Oficiante……………………. ¿Licencia guatoko?
Los «guatoko»…………………… ¡Licencia!
En el caso de que, por ejemplo, no hubiese presente ningún «taita-nganga» a excepción del oficiante, naturalmente no le pediría «licencia» y continuaría con los nganguleros de un status inferior; o si por ejemplo el «mayordomo» o «boca-fula» estuviese ausente, no le mencionaría en tal caso.
[1] * Fernando Ortíz señala (1981:57-58) que «mambí» se deriva de la raíz «mbí», que significa «malvado», «cruel» o «ruin», y que en Cuba significa cocodrilo, aunque en congo es «ngándu». Dice también que dicha raíz entra en el nombre de «Nsambi» o «Zambi», lo cual es cierto, y que aunque los clérigos» tuvieron que traducir los nombres y conceptos africanos, el Abate Proyard halló en los congos la idea maniqueísta de un «Dios-Malo» al que llamaban «Zambi-a-Mbí»; y también Livingstone en su relato «0 Muata Cazembe» menciona el proverbio bantú: «A Parabi (Dios) y al Mambi (rey), nadie los iguala». También Fernando Ortíz afirma (1974:336-337) que en Santo Domingo, los negros cimarrones recibían el nombre de «mambíʺ, y que durante la Guerra de los Diez Años de Cuba (1868-1878), las autoridades españolas (entre las que habían muchos repatriados de Santo Domingo), llamaban «mambí» al insurrecto cubano; es decir, le llamaban «malvado», «cruel», «terrible» y «abominable». Señala también que en congo la palabra «Nsambi» significa «Dios»; aunque en realidad, «Nsambi» significa «de Dios», ya que Dios en congo es «Nsambia».
Independientemente de las ideas de Fernando Ortíz sobre la etimología de las palabras «Mámbi» y «mambi», conviene señalar que en congo o bantú que se habla en Cuba, «ngándu» en modo alguno significa «cocodrilo», tal como él mantiene. «Ngandu», «ngando» o «gando» tiene distintas acepciones según el contexto en que se emplee: «gajo», «plaza», «hechizo», «el animal que se ofrece en sacrificio». Realmente, cocodrilo se dice de dos formas: «gando muna-dansa» o «kilán-soka». En cuanto a la palabra «gando-liri», designa tanto al cocodrilo como al caimán, que es realmente el que existe en Cuba.
* «Guá kuna-nkongo». «Kuna» es un locativo que se deriva de «ku», que significa «lugar». En los ritos del Palo Monte Mayombe, se conjura a la tierra de los congos diciendo: «¡Guá kuna-nkongo!». Por otra parte, «guá» es una interjección que equivale a «¡eh!», aunque también puede ser un adverbio de afirmación y entonces significa «sí», «siempre», o «también».
* «Ndúndu» significa «albino». «Ndúndu kuna-ndúndu» significa «los albinos de la tierra de los albinos». Los nganguleros conjuran a los espíritus de los albinos, ya que les atribuyen poderes extraordinarios.
* «Mbaka» significa «enano». «Mbaka kuna-mbaka» significa «los enanos de la tierra de los enanos». Igualmente, los nganguleros consideran que los espíritus de los enanos poseen poderes extraordinarios, y por ello, los conjuran. Algunos nganguleros aseguran que los enanos son muy misteriosos y que sus maldiciones pueden ser terribles.
* «Nsala maleco, maleco nsala». Esta frase es de claro origen musulmán y procede de una invocación propiciatoria de Ala. Resulta interesante esta supervivencia cultural de los esclavos africanos que fueron llevados a Cuba y que anteriormente habían sido islamizados (como por ejemplo, los mandingas). Sin duda alguna, los congos pensaron que se trataba de una frase o expresión de poder, por ello la asimilaron a sus ritos religiosos y constituye hoy en día el saludo ritual por excelencia de los nganguleros. Un informante dice recordar como su abuelo paterno introducía frases extraídas del Corán en muchos de sus conjuros a pesar de que desconocía por completo su significado. Su abuelo conocía dichas frases árabes por tradición, y aunque no sabía qué significaban, las empleaba como expresiones de poder. Cuenta que en una ocasión le preguntó a su abuelo qué significaban aquellas expresiones, y le contestó: «Ni lo sé, ni me importa, lo único que me interesa es que produzcan el efecto que yo quiero y nada más».
* Algunos nganguleros contestan «ver y creer», mientras que otros lo hacen diciendo «ver para creer».
* La pregunta «¿somos o no somos?, se refiere a: «¿somos o no nganguleros?». No obstante, que se refiere a otra pregunta: «¿hemos jurado ante Dios?». Según ella, esta pregunta responde a averiguar si entre los asistentes se encuentra algún ngangulero que haya «jurado en falso», es decir, alguien que haya «jurado» ante una «nganga judía» («rayamiento» de «Nganga-Ndoki»); en tal caso, tendría que abandonar el lugar donde se está desarrollando el ritual religioso.
* Fernando Ortíz expone (1981:56-57) una introducción a la «mboba» (sólo hace la introducción) que es bastante parecida al texto ritual que se ha presentado. Conviene señalar, no obstante, que todas las introducciones que los nganguleros hacen a sus «mboba» tienen un gran parecido entre sí; y el resto, tan sólo se parecen en la estructura.
[2] Los nganguleros son muy aficionados a los refranes congos. Los afrocubanos conservan un refranero muy extenso con refranes de distinta procedencia; por ejemplo: congos, lucumís, ararás, carabalís o gangás. Samuel Feijóo señala (1980:31) que «el esclavo negro contribuyó al refranero cubano con sus experiencias en Cuba, y con la sabiduría ancestral mezclada al nuevo medio geográfico. Se creó así una transculturación provechosa. El saber africano fue asimilado por el negro criollo primero, y por el cubano después». El primer refranero cubano que se conoce es el realizado por Constantino Suárez, El Españolito, inserto en su obra «Vocabulario Cubano» (La Habana, 1921). Lydia Cabrera recogió un valioso refranero de negros de Cuba: «Refranes de negros viejos (La Habana, 1955), y a ella se debe sin duda el que muchos de los refranes de negros no hayan sido olvidados. Samuel Feijóo (1980:31-42) ha recogido refranes de negros de las obras de Constantino Suárez y de Lydia Cabrera, y añadido algunos refranes abakuás recogidos por Rafael Roche, y algunos procedentes de trabajos recientes, pero sin especificar su origen.