Concluido el rito de entrada al haberse «amarrado» las cuatro esquinas del «muna-nsó», viene a continuación el rito del sacrificio, que a su vez está dividido en tres partes o secuencias rituales:
A) La consagración de la víctima.
B) La epifanía de los espíritus.
C) La inmolación de la víctima.
LA CONSAGRACIÓN DE LA VÍCTIMA
Los animales antes de ser sacrificados, son siempre previamente purificados con: agua fresca, aguardiente, vino seco y humaciones de tabaco. No obstante, algunos nganguleros que han sido consultados, como Noelia Martín y Mirta Bustamante han revelado que en ciertas ocasiones también son purificados con humaciones realizadas con plantas y ramas de árboles sagrados; entre los que figuran: álamo, laurel o palma.
Por otra parte, los nganguleros informantes coinciden en que lo ideal es que estos animales sean preparados durante siete días con prácticas de purificación y alimentados con ciertos alimentos, teniéndolos siempre muy cerca de la «nganga». A pesar de ello, también se establece que aunque esto es lo ideal, muy pocas veces suele hacerse por incomodidad o por falta de tiempo debido a los ajetreos de la vida cotidiana o a la necesidad de obtener prontos resultados. En cuanto a las observaciones realizadas en los «nsó-nganga» frecuentados, sólo en cinco ocasiones pudo comprobarse como los animales habían sido preparados durante siete días con las prácticas de purificación y mantenidos junto a la «nganga» que recibiría el sacrificio de dichos animales, o bien en un lugar próximo a la misma[1].
Conviene señalar que los animales destinados a ser sacrificados se clasifican de acuerdo con dos criterios:
Primer criterio clasificatorio
– Animales considerados de «dos patas»: pollito, pollo, gallo,
gallina, gallina de Guinea, pato y otros.
– Animales considerados como de «cuatro patas»: perro, gato, chivo, camero, toro, ternera, cerdo y otros.
– Animales considerados como «comunes»: gallo, gallina, pollo, gallina de Guinea, pavo real, tortuga, jutía, chivo, carnero y otros.
Segundo criterio clasificatorio
– Animales considerados como de «sangre caliente»: pato, cerdo, lagarto, lagartija, salamandra, camaleón, iguana, sapo y otros.
Algunos informantes como Barreto, Martín y Bustamante, han referenciado que los nganguleros deben mimar y acariciar mucho a los animales que van a ser sacrificados; e incluso, deben de abrirles la boca o el pico para hablarles, ya que éstos serán «mensajeros» o portadores de sus peticiones y plegarias.
La sangre del animal (en congo, «ménga-kángana»), será el vehículo a través del cual se operará la transmisión de las fuerzas: del oferente (u oferentes) al espíritu (o espíritus) y del espíritu (o espíritu) al oferente (u oferentes). Es decir, dicha «ménga» o sangre tiene una función de «puente místico» a través del cual transitan las fuerzas y se establece una forma específica y eficaz de intercomunicación.
Por otra parte, se ha comprobado que muy frecuentemente las víctimas animales portan algún distintivo relacionado con la «nganga» a la que van a ser sacrificados, o bien relacionado con el espíritu (o los espíritus) que van a recibir dicho sacrificio ritual como homenaje.
A continuación se va a exponer dos ejemplos: uno de animal de «dos patas» y otro de animal de «cuatro patas».
Cuando se va a sacrificar un gallo (animal de «dos patas») a una «nganga» de Nsasi-Nsasi, dicho gallo llevará una cinta roja (color de Nsasi-Nsasi) atada a una de sus patas; si fuera a una «nganga» de Madre de Agua sería azul (color de Madre de Agua); si fuera a una «nganga» de Mama-Chola, la cinta sería amarilla (color de Mama-Chola); o bien, si fuera a una «nganga» de Mama-Kángue, la cinta sería blanca (color de Mama-Kángue). En el caso de que dicho gallo fuera a ofrecerse a un «nfuiri-ntoto» (trad. espíritu difunto) o a un «kinyula nfuiri-ntoto» (trad. espíritu difunto de un antepasado) cuyo «Dúndu» o «ángel de la guarda» fuera Nsasi-Nsasi, igualmente la cinta sería roja; si fuera Madre de Agua, sería azul; y si fuera Mama-Kángue, sería blanca.
Cuando se va a sacrificar un chivo (animal de «cuatro patas») a una «nganga» de Nsasi-Nsasi, dicho chivo llevará distintos pañuelos de colores atados a su cintura; sin embargo, en sus cuernos llevará cintas, pañuelos o trozos de tela de color rojo (color de Nsasi-Nsasi); ya que las cintas, los pañuelos o trozos de tela que lleva atados a sus cuernos son el distintivo de que dicho chivo se ofrecerá a una «nganga» de Nsasi-Nsasi. Cuando el animal es ataviado con estos adornos, los nganguleros dicen que el animal está «vestido»[2].
¡Te gusto este articulo! Colabora compartiéndolo en las Redes Sociales. Gracias
[1] Estos cinco casos tuvieron lugar en los «nsó-nganga» de: Ricardo O’Farrill Mendoza, Cheo Barreto, Noelia Martín y Mirta Bustamante Ferrer.
[2] Se ha asistido al sacrificio ritual de un gallo y de un carnero en el «nsó-nganga» de Noelia Martín. El gallo se ofreció al espíritu Tá Gabriel Abreu, cuyo «ángel de la guarda» es Nsasi-Nsasi, por lo que el gallo tenía una cinta roja atada a su pata derecha. El carnero fue ofrecido a una «nganga» de Nsasi-Nsasi, llevando varios pañuelos atados a la cintura (uno rojo, uno negro, uno amarillo, uno naranja, uno blanco, uno azul, uno marrón, y uno de varios colores con pequeños dibujos); y en los cuernos llevaba varias cintas rojas atadas a los mismos.