Antes de iniciarse el ritual del sacrificio, el «mayordomo» y la «madrina-nganga» son los encargados de realizar una operación que recibe el nombre de «atender a la nganga», que consiste en lo siguiente:
1) Encender la vela de la «nganga» (llamada «mpemba-nganga» o «muinda-nganga»), colocada derecha sobre el suelo y a la izquierda de la «nganga».
2) Llenar la jícara o el vaso de agua de la «nganga»(llamada «mámba-nganga» o «masa-nganga») con agua fresca y agregar le pequeñas proporciones de: vino seco («malafo-mamputo»), aguardiente de caña («malafo») y chamba («malafo-nganga»).
3) «Soplar» sobre la «nganga»: vino seco, aguardiente de caña y chamba; y luego, humo de tabaco. A la acción de «soplar» o expulsar por la boca con los labios casi cerrados dichas bebidas para que caigan sobre la «nganga» en forma de rocío, y a continuación las humaradas de tabaco, se le llama «refrescar a la nganga».
4) «Soplar» sobre los «chamalongo» las mismas bebidas y tabaco. De este modo, los «chamalongo» quedan igualmente «refrescados».
5) Acto seguido, el tabaco (en congo, «nsunga») con el que se realizaron las humaradas sobre la «nganga» y los «chamalongo», se coloca sobre la jícara o el vaso de agua de la «nganga» cuidando que no caiga sobre el contenido del mismo.
Una vez «atendida la nganga», la acción pasa entonces al oficiante del ritual (el «taita-nganga» o la «yaya-nganga») y es cuando realmente comienza el ritual del sacrificio de los animales.
El oficiante, con la rodilla derecha apoyada en el suelo, coge los «chamalongo» (las 4 conchas marinas) y los frota fuertemente con ambas manos; y mientras los está frotando, inicia lo que se llama: la «mboba». La «mboba» (trad. lit. palabra o discurso; en este caso, discurso) encierra todo un conjunto de invocaciones para atraer a los espíritus difuntos, a los «mpungu» y a las fuerzas de la naturaleza, buscando a su vez su «licencia» (permiso) e intervención protectora y benéfica en el ritual religioso.
Conviene señalar que cada ngangulero tiene su propia forma de realizar su «mboba»; por ello, los nganguleros siempre dicen que «mboban con su maña» (a su manera). Sin embargo, en todas las «mboba» que se han escuchado a los nganguleros que han colaborado con este trabajo, se ha observado que existe una estructura común:
1) Introducción en forma de antífona. El oficiante realiza unas preguntas y unas afirmaciones que son contestadas por todos los asistentes. Dichas intervenciones antifonales se repiten tres veces.
2) Se pide «licencia» a Nsambia (Dios).
3) Se pide «licencia» a la ceiba (Ceiba Pentandra) y otros árboles sagrados, como pueden ser la palma, el jagüey la güira etc.
4) Se citan algunos refranes congos.
5) Se pide «licencia» a todos aquellos espíritus difuntos que se recuerdan, y a todos en general para no descartar a aquellos que no han sido citados por olvido o por falta de conocimiento.
6) Se pide «licencia» a las «ngangas».
7) Se pide «licencia» a todos los nganguleros que se encuentran presentes en el ritual por orden de status mayor a menor, y todos contestan otorgando «licencia».
8) Se pide «licencia» a todos los «mpungu» del «kimpúngulu», y a todos en general con el fin de no omitir a aquellos que no se hayan citado por olvido o por desconocimiento.
9) Se pide «licencia» a todas las fuerzas de la naturaleza empezando por la misma naturaleza para no descartar a aquellas fuerzas de la naturaleza que no se hayan citado.
10) Se pide «licencia» a los «perro-nganga» o espíritus difuntos que «habitan» en las «ngangas».
Conviene advertir que la «mboba» que se va a exponer a continuación ha sido recogida en un ritual de sacrificio de animales que se ofreció a los «kinyula nfuiri-ntoto». El propio informante reconoció que dicha «mboba» la aprendió de Tá Emilio 0’Farrill, introduciendo algunas variaciones.