PALO MAYOMBE
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CONCEPTOS IMPORTANTES

En el Palo Monte Mayombe existe la creencia de que todo ser vivo posee dos naturalezas diferentes:

  • La naturaleza externa del ser, que es aquella que puede percibirse a través de los órganos sensoriales.
  • La naturaleza interna del ser, que es aquella que no puede percibirse a través de los órganos sensoriales. Los nganguleros frecuentemente la llaman «potencia».

Como seres vivos se consideran los siguientes: los «misenga (trad. vegetales), los «kángana» (trad. animales) y los «bantú» (trad. seres humanos). Estos seres vivos están agrupados en las siguientes categorías:

Categoría de seres «matui»:

  • «misenga»(trad. vegetales).
  • «kángana»(trad. animales).

Categoría de seres «ambaro»:

  • «bantú»(trad. seres humanos).

En todos estos seres vivos tienen lugar dos procesos: uno creativo o de vida, llamado «burire», y otro destructivo o de muerte llamado «malala».

Entre los seres «misenga» o vegetales, se distinguen los siguientes seres: «nkunia» (trad. árboles), «kóngue» (trad. plantas) y «nfita» o «bikanda» (trad. hierbas). El principio creativo de estos seres «misenga», llamado «burire misenga», tiene lugar mediante la unión de dos fuerzas: la fuerza «nkawama misenga» (trad. sombra vegetal) y la fuerza «nitu misenga» (trad. cuerpo vegetal). Así pues, una sombra vegetal y un cuerpo vegetal unidos, producen la vida de un ser «misenga».

En cuanto a la muerte de los seres «misenga», llamada «malala misenga», esta tiene lugar mediante la separación de ambas fuerzas: «nkawama misenga» y «nitu misenga». En este caso, el «misenga» muerto recibe el nombre de «misenga bukanini» (trad. vegetal muerto); y los nganguleros creen que cuando muere un «misenga», la fuerza «nitu misenga» se destruye progresivamente hasta desaparecer por completo, mientras que la fuerza «nkawama misenga» permanece temporalmente hasta desaparecer por completo como la fuerza anterior.

En los «kángana», el proceso creativo de vida recibe el nombre de «burire kángana» y se produce mediante la unión de tres fuerzas: la fuerza «nkawama kángana» (trad. sombra animal), la fuerza «nitu kángana» (trad. cuerpo animal) y la fuerza «kángana biroka». Para los nganguleros, en la información expuesta anteriormente, la fuerza llamada «kángana biroka» es la que aporta a los «kángana» o animales el don del instinto animal.

La muerte de los seres «kángana, llamada «malala kángana», viene dada por la separación de estas tres fuerzas mencionadas: «nkawama kángana», «nitu kángana» y «kángana biroka»; y el animal muerto recibe el nombre de «kángana bukanini» (trad. animal muerto).

El cuerpo inerte del «kángana» muerto recibe el nombre de «minwiri kángana» (trad. cadáver animal). La fuerza «nitu kángana» se va destruyendo progresivamente hasta no quedar nada de ella (al igual que ocurre con la fuerza «nitu misenga»); mientras que las fuerzas «nkawama kángana» y «kángana biroka» (al igual que en el caso de la fuerza «nkawama misenga»), permanecen temporalmente hasta desaparecer por completo.

Un tata nganga declaró lo siguiente:

«Aunque la naturaleza de ʺfuera» (la naturaleza exterior) de los vegetales y de los animales, aquello que podemos percibir con nuestros sentidos corporales, desaparece totalmente con la muerte; también hay que decir que la sombra vegetal y la sombra animal duran durante un tiempo antes de extinguirse por completo… ¿Cuánto tiempo? Esto es algo muy difícil de saber, pues depende de las circunstancias. Los congos y los lucumís decían que el calor seco hace que permanezca más tiempo, pero el calor húmedo favorece su destrucción. También favorece la destrucción de la sombra el que el vegetal o el animal hayan sido destruidos por el fuego.

A pesar del calor húmedo y de todas estas circunstancias, la sombra o «nkawama» puede permanecer intacta durante bastantes días. Respecto a la fuerza que aporta el instinto animal, a la que llamamos «biroka», o mejor dicho, «kángana biroca», no sé cuánto resistiría antes de desaparecer, aunque me figuro que lo mismo que la sombra, pero de esto confieso que no estoy seguro”.

Otro explica de este modo su criterio sobre la posibilidad de manipulación de la sombra de un animal o de un vegetal, a través de las prácticas de hechicería:

«Los nganguleros sabemos perfectamente cómo capturar con hechizos la sombra de un animal o de un vegetal. Para captar la sombra de un animal, bastará tan solo con recoger su rastro y hechizarlo; o también, poseer una parte o la totalidad del animal, y lo mismo ocurriría con el vegetal. Por ejemplo, si se tiene la sombra de un perro, se podrá utilizar esta fuerza «nkawama mbúa» (trad. sombra del perro) para que un difunto o «nfumbe», siga rastros, o utilice sus colmillos para atacar o defender ante los enemigos».

Una vez que se ha expuesto los procesos de creación y de destrucción o muerte en los «misenga» y en los «kángana», a continuación se van a analizar cómo tienen lugar estos procesos en los «bantú»; es decir, en los seres humanos.

El proceso de creación de vida en los «bantú», llamado «burire bantú», es considerablemente más complejo que el de los «misenga» y el de los «kángana»; ya que en los «bantú», tiene lugar un proceso creativo doble: una vida biológica y una vida espiritual.

La vida biológica de los «bantú» se produce mediante la unión de dos fuerzas: una sombra humana considerada como no «inteligente» y que recibe el nombre de «nkawama bantú», y un cuerpo humano llamado «nitu bantú».

En cuanto a la vida espiritual de los «bantú», esta se produce mediante la unión de varias fuerzas entre sí: la fuerza «nfuiri» (trad. espíritu), considerada como un espíritu humano; una sombra «inteligente» llamada «nkawama ntu»; la fuerza «ntu« (trad. inteligencia), que es la del don de la inteligencia; la fuerza «ndinga”, que está considerada como la del don de la palabra y la que configura la personalidad del individuo; y un cuerpo humano llamado «nitu bantú».

Puede observarse que entre todas las fuerzas que configuran al ser «bantú», tan solo hay una que participa tanto en la vida biológica como en la vida espiritual: «nitu bantú» (trad. cuerpo humano).

Cuando se produce la muerte de los «bantú», llamada «malala bantú», estos se convierten en «nkula» (trad. muertos). El fallecimiento se produce por la separación de las dos fuerzas que configuran la vida biológica de los «bantú»: la sombra «no inteligente» o «nkawama bantú» y el cuerpo humano o «nitu bantú».

A consecuencia de la muerte, el «nitu bantú» se corrompe progresivamente hasta desaparecer por completo; y en cuanto a la fuerza «nkawama bantú» o sombra «no inteligente», esta permanece temporalmente hasta que finalmente desaparece como el «nitu bantú»; sin embargo, hay otras fuerzas que sobreviven.

En efecto, según los nganguleros, hay todo un conjunto de fuerzas de los «bantú» que sobreviven a la muerte y que configuran al «nfuiri ntoto» o espíritu difunto. El «nfuiri ntoto» está formado por la unión de las siguientes fuerzas que permanecen: «nfuiri» o espíritu, «nkawama ntu» o sombra «inteligente», y «ndinga» o don de la palabra y que además configura la personalidad.

Hablando sobre los «bantú» y los «nfuiri ntoto», un reconocido tata nganga declaró lo siguiente:

«Para nosotros los nganguleros, tanto el ser humano como los difuntos, son seres compuestos. El ser humano cuando nace, experimenta un doble proceso de creación de vida: un proceso al que yo llamo «natural» o «material» (biológico) y un proceso de carácter espiritual. La muerte es un agente disociativo, pues lo separa todo, y en el caso de los humanos, no podía ser una excepción, ya que separa el cuerpo material («nitu bantú») de la «sombra tonta» («nkawama bantú»), que es la sombra «no inteligente».

“… Al espíritu difunto hay que considerarle como un nuevo ser. Sí, un nuevo ser que está compuesto de varias fuerzas: el espíritu («nfuiri»), la «inteligencia» («ntu»), el poder de la palabra y la personalidad del individuo («ndinga»), y finalmente la sombra «inteligente» («nkawama ntu»).

Al difunto lo llamamos «nfuiri ntoto», que quiere decir literalmente que «el espíritu está firme sobre el suelo o la tierra» ya que, cuando la persona vivía, este espíritu o «nfuiri», carecía de una verdadera definición y no se le tenía en cuenta».

Puede considerarse que en esta información ofrecida están todos los conceptos expuestos; sin embargo, hay algo más. Para los nganguleros, el espíritu de la persona que está viva (fuerza «nfuiri») tiene el alcance de un concepto abstracto, es una fuerza a la que verdaderamente no se le tiene en cuenta; sin embargo, adquiere una gran importancia en el momento en que la persona fallece, esto es, cuando se ha convertido en un nuevo ser; un «nfuiri ntoto».