El Mundo de los Brujos
CUATRO VIENTOS
Tata se levanto y fue detrás del varentierra agarro un saco que tenia guardo allí, lo trajo de vuelta se sentó y lo volteo en la tierra, me pidió que me sentara mas delante de él y empezó a seleccionar varias cosas que yo iba apartando.
-Vamos a fabricar un «nkisi» ¡Cuatro Vientos! -dijo-. No es que todos los Cuatro Vientos del mayombe se hagan de esta manera, pero este concretamente debe hacerse así porque es para darte equilibrio y concretar las cosas. Cuando tienes un propósito especifico, puedes hacer uso de este «nkisi» para conseguirlo llevar a la práctica favorablemente. Este será para ti.
-¡Para mí!, pues si que estoy de suerte. -Exclame contentísimo.
-Si, lo haremos para que te ayude a avanzar en tus tareas de brujo, y consigas cuidarte en el «mpemba» teniendo más claros tus experiencias allí. Así no tendré que preocuparme tanto de tus andadas. Si algo malo te va a pasar el Cuatro Viento te avisara antes de entrar y si estas en peligro dentro hará lo mismo a tu cuerpo te hará regresar.
-¿Cómo puede avisarme si estoy durmiendo? -dije.
-Déjate de bobadas, eres un brujo y los brujos no andan cuestionando esas cosas, pensando como gente común y corriente. Los brujos deben pensar como brujos. Ya va siendo hora que te pongas serio en este asunto.
Note su molestia y decidí dejar la boca cerrada no fuera a ser que se arrepintiera y no me diera el «nkisi». Así que me limite a escuchar y hacer todo lo que me dijera sin más preguntas.
Seleccionamos primero una vara de caña brava del tamaño del codo a la muñeca aproximadamente, y del grosor del dedo meñique. La abrí al medio utilizando un cuchillo y luego las empareje. Según dijo debían ser del mismo tamaño y grosor. Las entrecruce, por el centro, de forma que quedaran cuatro tramos del mismo tamaño, con las partes cóncavas de las varillas hacia abajo. Con hilo de yute los entorche, dejando al empezar el cordel y al terminar de atar dos hebras de dos palmos de forma que si estiraba los dos extremos del hilo, la cruz de varas quedaba en el centro sujeto. El atado tuve que hacerlo bien apretado y sin hacer nudos ni enredar el hilo, Tata dijo: que «ese «nkisi» no podía llevar nudos, ¡quién puede amarrar al viento!, si lo anudas crearas el efecto contrario». También dijo: «se fundamente como quiera el mayombero según sea su propósito, Cuatro vientos es el primer «nkisi» que tiene que recibir un brujo ¡al menos ha si asido siempre en mayombe!»
En la atadura del centro de la cruz pusimos un poco de resina de copal que de una trozo derretimos con la ayuda de una vela, de esta forma el hilo quedo bien pegado y además, como el copal al secar se endure se dejo bien direccionados los dos tramos sobrantes de hilo, uno hacia arriba y otro hacia abajo, desde el centro del atado. Seleccionó cuatro tiras largas, de corteza vegetal, que dijo eran de bejuco batalla. Me dijo que eran fácil hacerlas, se arrancaban del bejuco aun verde y se ponían dentro de agua por unos días, luego había que con otro palo machacarlas a lo largo de la hebra para deshilacharlas y las hebras resultantes trenzarlas según el grosos y largo que queríamos alcanzar. Ponerlas a secar estiradas, durante unos días había que humedecerlas, y volverlas a trenzarlas para que se unieran las hebras en una solida soga. Con el cuchillo hice una hendidura en las puntas de los cuatro tramos de varas y las inserté una en cada vara, quedaron colgadas como cuatro varas de pescar, todas a la misma distancia. En el hilo de yute que escogimos para que fuera hacia arriba, lo doble sobre sí mismo como tres dedos. Derrame copal sobre ambos, de forma que quedaron sujetos, dejando una pequeña abertura que serviría para colgarlo en mi habitación, en algún sitio donde no tropezara con nada. Debía estar separado de cualquier obstáculo. Para que pudiera girar libremente y de esta forma es que este «nkisi» me hablaba y me avisaba cuando había algún peligro. Si al poner el cuerpo al descansar observaba que el Cuatro Vientos giraba hacia la derecha no debía «entrar» si lo hacía a la izquierda, no había ningún problema, si no giraba debía preguntarle si era el momento, entonces el «nkisi» respondería dando un giro con la respuesta.
En el extremo debajo de cada tira del bejuco batalla colocamos plumas, en pares de un mismo pájaro.
-Tienes que ser cuidadoso, las plumas deben tener todos los mismos tamaños, deben ser cada una de un ala distinta y además deben estar a la misma distancia de formas que por el peso no vayan a desequilibrar al «nkisi» -dijo, y agrego-. Este es un «nkisi» muy delicado debe estar todo muy bien calculado para que no se mueva más de un lado que de otro, si lo hace simplemente no funcionara. Su poder es principalmente ese, el equilibrio, la estabilidad de las cosas. También la de tu cuerpo de brujo. Así con él cuando entres tendrás mejor consistencia, esto te ayudara a avanzar en tu tareas por el «mpemba» y es la puerta al «ndembo»-.
A una de las plumas de cada par había que cortarle la punta y luego insertar la otra pluma dentro, se doblaban por la unión, quedando una pequeña abertura, por donde se introducía la punta de la corteza del bejuco, luego se entisaba fuertemente con hilo de yute, y se sellaba todo con la resina de copal derretida.
Fueron cuatro las aves que utilizamos, dos plumas de lechuza para la parte Sur, dos de gavilán para la parte Norte, dos de gallo para la parte Este y dos de tiñosa para la parte Oeste. Dijo que, no tenían que ser esos pájaros específicamente, el había seleccionado esos siguiendo al vititi, otro brujo podría hacerlo con las plumas que le diera la gana. Cada punta de las varas del Cuatro Vientos, una vez colgado debería apuntar hacia un punto cardinal siendo las de gallo las que indicaran el norte.
En el hilo de yute que nos quedas hacia abajo, insertamos una concha marina. Tata dijo, que las conchas marinas tiene dentro el espíritu del viento, y eso era fácil comprobarlo con ponerlas solamente cerca del oído. Dijo además, que el zumbido se acrecentaba dentro de las conchas marinas, pero que se hacía difícil poner el cuerpo a descansar con una pegada al oído, el nunca lo había conseguido a pesar de haberlo intentado.
Terminamos y me pidió que lo llevara al bohío con mucho cuidado. Lo agarre con la mano izquierda y sin que rosara con nada lo fui llevando, al llegar al bohío me pidió que esperara afuera en el patio. Él entro a la cocina por un poco de alcohol, unos fósforos y otras cosas. Devuelta al patio canto:
-«Tu verán tu verán ahora… Remolino dando vueltas, tu verán tu verán ahora…»
Humedeció el suelo con aguardiente escupiendo cinco poderosos soplidos, uno hacia adelante otro al lado derecho, el siguiente hacia el lado izquierdo, luego hacia sus pies y por ultimo en el centro. «Son para activar los cuatro puntos» dijo. Seguidamente trazo un gran círculo con yeso de izquierda a derecha, dejándome encerrado. Nuevamente canto: «Verán, verán cortar manigua sin mbele… verán, verán cortar manigua sin mbele, Verán, verán cortar manigua sin mbele…» con la parte plana de su machete realizo una especie de baile ritual, típico del mayombe dando fuertes golpes alrededor del círculo dibujado. Posteriormente delinear con polvo de yeso un trazo en forma de cruz que abarca el círculo en toda su dimensión de Este a Oeste y de Sur a Norte, quedando dividida la circunferencia en cuatro cuadrantes. Sobre el centro de las líneas cruciformes procedió a derramar pólvora negra, para en un súbito movimiento encenderla, con su «mocho» de tabaco. Una andanada de humo blanco irrumpió levanto las plumas como si quisieran salir volando. Yo sostenía el «nkisi», con mi brazo totalmente recto por encima del centro del dibujo donde se había colocado la pólvora, con la advertencia de «pase lo que pase mantente firme y no muevas el brazo, así te salte en pedazos».
Canto nuevamente: «cañaveral Remolino tiene valor, cañaveral… Remolino camina los Cuatro Vientos, Cañaveral Remolino tiene valor cañaveral…». Para continuar con otro «Remolino iama kuava, Ah, eee… ah, eee tiya iama kuava…»
Derramo gran cantidad de alcohol en el suelo. Lo encendió y me pidió, que con el «nkisi» sujeto entre mi dedo anular y la mano extendida sobre el fuego, lo hiciera girar suavemente. Tenía que sujetar con fuerza y evitar que las llamas fueran a quemar las plumas colgantes. Canto: «Eyó, eyó, eyó Cuatro Vientos, eyó, eyó, eyó Cuatro Vientos».
La fuerza de los vapores del fuego hizo levantarse las plumas que comenzaron a girar cada vez con más fuerza, aunque yo ya no movía la mano. Empezaron tener vida propia. Tata dijo que así era como se le daba la vida al «nkisi», que el efecto del remolino de fuego era lo que tenía la vibración del «nkisi» Cuatro Vientos y por ese motivo así se concretaba su vibración que estaba en las plumas que colgaban. Inesperadamente del entre las llamas surgió un gran remolino de fuego, que silbó un fuerte sonido. Alcanzo mi brazo, sentí un calor intenso, pero fueron solo segundos. Para mi sorpresa no me causo ninguna quemadura. Tata dijo que era la multa que tenía que pagar para recibir ese «nkisi», esa era su forma de aceptarme. Con el impulso del remolino de fuego el cuatro viento elevo sus plumas girando a una velocidad sorprendente. Tata canto: «Congo palenque mundele, vamó y vamó, congo palenque mundele, ngando vamos, congo palenque mundele Cuatro Viento».
Llevaba cantando desde que subimos del pozo, a la par que me giraba instrucciones, siempre decía que cada cacto del mayombero tiene que hacerse con el mambo adecuado, «el mambo contenta al poder y lo hace vibrar, sin mambo no é mayombe». Dejo de cantar mambos y me dijo:
-Por ahora, solo necesitas saber hasta aquí, ahora a trabajar y practicar tu «vonda» cada noche. Hay que organizar tu historia ahora que un es corta tu edad, ¡figúrate tu un viejo!, el mayombe se empieza de joven, los años pesan para todo lo que hay que hacer, y el tiempo del que disponemos es poco.
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