El poder de las Brujas
El poder de las Brujas

El poder de las Brujas

En Cuba, bruja y brujera son personajes diferentes. Así como las expresiones «cosas de brujas», en unos casos, y «bruje­ría» en otros. La bruja es portadora de presupuestos cul­turales europeos, mientras que para los cubanos, la brujera lo es de los africanos.

Las brujas no acostum­bran a servir a nadie y sus trabajos y conocimientos solo son aplicados para beneficio propio. En diversas regiones rurales existen creencias de brujas. Se les atribuye la pro­piedad de la omnipresencia, así como la posibilidad de viajar en breve tiempo a sitios distantes, gracias a su ca­pacidad de volar. Esto lo logran pues se untan un com­puesto mágico debajo de las axilas. Hacen banquetes por la madrugada en lo más intrincado de los montes, donde disfrutan comiendo culebras y lagartos. Recogen semi­llas de mostaza, gran surtido de hierbas y bichos con los que suelen preparar sus brujerías. En algunos lugares son temidas por llevarse a los niños. Las escobas de las brujas cubanas se hacen de palmiche.

Cuentan los viejos de Baracoa —en lo más oriental de la isla cubana—, que las brujas tienen el poder de quitarse la piel y salir volando como si fueran pájaros. Para atra­parlas, la gente buscaba donde dejaban la piel escondida y le echaban cenizas. Cuando ellas regresaban de sus vue­los no podían ponerse la piel y así las atrapaban. Les da­ban tremendas palizas e incluso a algunas las quemaban vivas (no existe constancia histórica de quema de brujas en Cuba).

La tradición popular afirma que las brujas vuelan en bandadas y si se posan en una casa, la estremecen. Cuando les tiran semi­llas de mostaza, y si estas tocan a alguna de las brujas, se caerán y se convertirán en patos. Si ellas quieren llevarse un niño chiquito, y si este no tiene una tijera abierta de­bajo de la almohada, logran llevarlo hasta por una hendija.

Es muy posible que la creencia sobre las brujas en Cuba la desarrollaron los emi­grantes canarios, y en menor cantidad los gallegos, pues en estas dos regiones españolas están muy arraigadas en la población. Se estimaba, incluso, en épocas coloniales, que la mayoría de las brujas venía de Islas Canarias en sus escobas a visitar a sus familiares y descendientes en Cuba.

También llamamos brujas a la gran mariposa nocturna (Ascalapha odorata), «bruja negra» en el occidente de Cuba, tatagua (v. Bruja), en la parte orien­tal. Este insecto de la familia Noctuidae, es uno de los mayores lepidópteros vivientes, mide entre 116 a 190 mi­límetros con las alas extendidas. Existe la superstición de que su entrada en la casa anuncia la muerte de un ocupante.

Además, le llaman bruja blanca al poniente de la isla, y tatagua cenicienta en la dirección del sol nacien­te a otra especie de gran mariposa nocturna, Thysania zenobia, que mide entre 125 y 131 milímetros. El carácter aciago de las mariposas nocturnas es creencia extendida por el mundo iberoamericano. Se ha compro­bado la presencia de tal superstición en Galicia, Argenti­na, Costa Rica y Colombia.