El Árbol de la Muerte
El Árbol de la Muerte

El Árbol de la Muerte

Sobre el árbol del Diablo o El Árbol de la Muerte los primeros pobladores de La Habana colo­nial tejieron variadas historias, contaban que su som­bra ocasionaba la muerte. Con el tiempo, las creencias oscurantistas y supersticiones, añadieron detalles acerca de que el mismísimo diablo y su corte demoníaca vivían en sus ramas por la noche, y se ocultaban en su tronco por el día.

Tan temprano como el 3 de marzo de 1559, aparece la primera referencia del árbol maldito: en un acta capitular del Cabildo de La Habana es descrito por un tal Calisto Calderón, quien solicita le concedieran dos sola­res en el camino frente a cierta estancia, que era del mozo Juan Sánchez, situada a la izquierda del camino donde está un «árbol que es la leche del mata la gente». Conce­dida la propiedad, el usufructuario recibió repetidos con­sejos de sus familiares y amigos para que lograra una nueva «merced» en un lugar más alejado del «árbol em­brujado». El joven Calisto se burlaba de todo esto, hasta que su hijo trepó al El Árbol de la Muerte y fue encontrado muerto a su sombra.

Unos 323 años después, en 1842, se registra una segunda referencia al árbol «mata-gentes», cuando la So­ciedad Patriótica de La Habana encargó al cura y vicario del pueblo de Yaguaramas, estudioso de la botánica, acla­rar la verdadera naturaleza de la planta que mataba las personas con su savia. El naturalista supuso que solo el manzanillo es el único árbol de la flora del archipiélago capaz de causar tan mortales efectos, y en su resumen cita un hecho del que fue testigo: «Tres hijos del vecino de Yaguaramas don Rosendo López Silvero, fueron ente­rrados en el mes de julio del dicho año, a consecuencia de haber comido carne de hicotea (jicotea) envenenadas por el manzanillo». Agregó a continuación: «Los vecinos que comieron de la miel de abejas formada en el hueco de tal árbol murieron en el acto y el que solo resultó pincha­do al derribar la mortal criatura vegetal, tuvo hinchazón y privación de sus sentidos».

La enciclopedia: Cuba en la mano señala que se trata del Hippomane mancinella, de la familia de las Euforbiáceas y explica sobre las variadas leyendas acerca del manzanillo. Algunas, aseguran la muerte de la persona que duerme bajo su sombra, o le produce la ciguatera. El mismo texto reconoce que la som­bra produce alteraciones en las personas obesas y sanguíneas, así como niega rotundamente que pueda asociarse con la ciguatera.

La leyenda nefasta sobre este Árbol de la Muerte resultó for­talecida cuando, en 1915, se reportó la muerte fulminan­te de una pareja que acudió a la entrega de su primer beso, bajo la sombra frondosa de este árbol, situado en las márgenes del río Almendares, que después de esto se secó y taló sin mayores daños. La siniestra fama del manzanillo fue recogida en Zaza del Medio, cuando hace más de 50 años, cuatro forasteros sospechosos, que se habían hospedado en la fonda del pueblo, fueron encon­trados muertos, ya devorados por auras tiñosa bajo este vegetal.

Este Árbol de la Muerte silvestre es común en las costas bajas y en la desembocadura de los ríos. Puede alcanzar hasta 20 metros de altura. Presenta un fruto tipo drupa, verde amarillenta deprimida. Es una plan­ta medicinal, cuyo látex, corteza fresca y fruto, es em­pleado para estos fines. Se reputa como muy cáustico, tanto que algunas personas que son sensibles a él, con sólo reposar bajo su sombra sufren inflamaciones en la piel.