KIKONGO
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En Cuba se practican cuatro sistemas de creencias de sustrato africano: la Regla de Ocha o Santería (con predominio lingüístico-cultual yoruba), la Regla Arará (con matriz adja-fon), la Sociedad Secreta Abakuá (de oriundez efik-ibibio, lenguas nigero- congolesas centro-meridionales, clasificadas erróneamente como semibantúes por algunos etnólogos y lingüistas, y con algunos componentes ekoi-efut y de otras comunidades bantúes cameruneses de la zona A de Guthrie) y la Regla de Palo Monte (de sustrato lingüístico-cultural bantú de las zonas H10-20). Este último credo sincrético se conoce también como Regla Conga. Aunque actualmente su praxis cultual se ha extendido por casi todo el país, sus focos irradiadores más importantes se localizan en el centro y occidente de Cuba.[1]

Las cuatro «reglas» o religiones, llamadas desacertadamente «cultos afrocubanos», originaron, a su vez, para su accionar litúrgico, cuatro complejos jergales o linguas sacras. Los practicantes de la Santería utilizan en sus ritos, muy mezclada ya con el acrolecto (norma del español regional), una variante acriollada del yoruba conocida como «lucumí», al parecer, voz procedente de la frase nagó (modalidad dialectal del yoruba) oluko mi ‘mi compañero, mi consorte’. El habla arará mezcla lexemas fon con vocablos yoruba dentro de un contexto lingüístico español (modalidad cubana), mientras que el lenguaje de los abakuá es conocido como ñañiguismo donde los valores basilectales (remanentes criollos) aún mantienen fuertes características sustratales, quizás debido al carácter hermético de la Sociedad Secreta. La Regla de Palo Monte, también denominada Regla Conga, produjo un complejo verbal conocido como «lengua» o habla palera.

[1] Para un estudio de la Regla de Palo Monte en su variante Mayombe, consúltense Fuentes/ Schwegler (2005) y las fuentes allí citadas. Tanto en Fuentes/ Schwegler (2005: 27-28) como Fuentes Guerra (2006: 6) se citan los textos fundamentales que se refieren a los cuatro sistemas de creencias de sustrato africano. En lo que atañe a la Regla Conga, ambas obras apuntan: «La Regla de Palo Monte ha sido objeto de estudio en varios libros publicados a finales de la década del 90 y a principio de este siglo, i.e., Lengua y ritos del Palo Monte Mayombe (dioses cubanos y sus fuentes africanas) (2005) de Fuentes/ Schwegler; Raíces bantu en la Regla de Palo Monte (1996) así como Nzila ya mpika (la ruta del esclavo) (2002) de Fuentes Guerra; Los remanentes de las lenguas bantúes en Cuba (2002) de Valdés Acosta; Wizards and Scientists: Explorations in Afro-Cuban Modernity and Tradition (2002) de Palmié, La nganga: centro de culto palero (2002) de Larduet Luaces y el texto abarcador Creole Religions of the Caribbean. An Introduction from Vodou and Santería to Obeah and Espiritismo (2003) de Fernández Olmos/ Paravisini-Gebert. Una traducción (con notas editoriales) al francés de El monte de Cabrera se publicó en 2003 (véase Cabrera 2003).» A esta relación de obras habría que añadir el libro Ta makuende yaya y las reglas de Palo Monte (1998) de Bolívar/ González y la tesis doctoral Estudio de un sistema religioso afrocubano: el Palo-Monte Mayombe de Calleja Leal (1989).

Mi campo de estudio se circunscribe a la región central de Cuba, específicamente a su parte sur, actual provincia de Cienfuegos. Fernandina de Jagua (actual Cienfuegos) fue fundada en 1819. Dos años antes, España había firmado un convenio con Inglaterra para la supresión de la trata esclavista que entraría en vigor a partir de 1820. Pero entre 1835 y 1865 se produce en esta región de Cuba un auge de la producción azucarera. Vinculado a este boom del azúcar está el incremento de la mano de obra esclava (africana), lo que demuestra que el tratado de abolición fue letra muerta, es decir, siempre fue violado.

Documentos de los Archivos Históricos de Trinidad y Cienfuegos, del Archivo de la Catedral (de esta última villa), así como el Registro de Propiedad, entre otros, certifican (dentro de ciertos límites de veracidad) una significativa presencia de esclavos de origen congo en esta área geográfica de Cuba, transportados en su mayoría por buques portugueses, pero también por barcos de bandera de EE. UU. y Brasil en el período final de esta trata ilícita. Aunque la mayoría de los investigadores consideran la entrada de esclavos traídos del Bajo Congo anterior al siglo XVIII, según nuestras fuentes (la cual incluye también el mapa «The slave route», Design and cartography: Nancy François. Print: Arizona Graphic. UNESCO, 2000), a los negros de esa procedencia, específicamente los bakongo, los introdujeron en el territorio centro occidental de Cuba en el siglo XIX, incluso en las décadas en que ya estaba proscrito el comercio negrero.[1]

[1]  Véase también al respecto Fuentes Guerra (2002: 13-18)