Soñar los sitios
¡Otro ejemplo misterioso!, para que tu veas que el poder de los arboles, las piedra u otras cosas de la naturaleza donde se manifiestan o concretan fuerzas de los nkisi no tiene mucho que ver con sus características físicas o propiedades medicinales. Tú te metes por algún camino del monte donde sepas que hay guao cuando veas una mata que mida más o menos un metro, con el tronco de no más de dos dedos de grosor. Te haces como si no la viste pero aprendes el lugar exacto donde esta, recoges un poco de plantas de alrededor si ni siguiera tocar la mata que seleccionaste, ni darle la mas mínima atención, Porque para que esta brujería funcione tiene que ser sin que el guao se dé cuenta que le estas “cazando la pelea”, hablas allí mismito con las demás matas que si andas buscando tal cual o mas cual hierba para tal remedio y así vas argumentando tu presencia en el lugar como quien no quiere las cosas, si la mata de guao se da cuenta de tu estratagema se pondrá a la defensiva y entonces ya no te servirá.
Te esperas a la luna nueva y que la noche este con el cielo así despejadito donde la iluminación de las estrellas llega con más claridad a nosotros. Entonces regresas sigilosamente al lugar. La mata de guao estará durmiendo y si lograste engañarla no estará alerta con lo cual puedes con seguridad trabajar sobre ella. Vas directamente a la mata limpias bien todo el derredor y excavas separado del tallo como dos palmos un hoyo grande sacas la mata completa, sin dañar la raíz, la cortas de un solo guamazo donde se une el tronco con la raíz con cuidado de no tocar sus hojas porque ya sabes que el guao pica como el demonio, desechas la mata y conservas la raíz. Le quitas la tierra que tenga pegada dándole unos buenos cuerazos contra el suelo, la enjuagas bien con aguardiente y la doblas cuatro veces, no importa que se parta tu solo dóblala cuatro veces, y con una cuerda de yute átala en cruz fuertemente de forma que te quede bien compacta.
Al cabo de un rato se pusieron a hablar sobre una pelea de gallos que había tenido lugar el fin de semana anterior y que según decían el gallo ganador estaba trabajado, el guajiro que perdió la partida ¡y el dinero!, acudió a Francisco para qué consultara la nganga y dictaminara si había habido trampa o no, Francisco le mando a traer un poco de tierra del sitio donde se efectuó la pelea y allí la tenia dentro de una bolsa de plástico, mando a José que la extrajera y la esparciera por el suelo haciendo un circulo y seguidamente le trazara con aguardiente una cruz simétrica dividiéndolo en cuatro. El viejo preguntaba cual sería la respuesta y nos miraba para que cada uno dijera algo, pero nadie decía nada, solo observaban la circunferencia como si ella en si misma fuera a revelar el misterio. Yo hacía lo mismo observas pero no captaba nada, pensé que ellos aplicarían el poder del vititi y en esa forma darían con la respuesta, pero seguían sin decir nada.
En un momento de la conversación, pareció que el tiempo se paralizaba, se dejo de hablar sin ningún motivo en particular y el silencio invadió todo el recinto. Nadie decía nada estaban callados como absortos en sus pensamientos, unos observaban con detenimiento el humo de su tabaco, otros saboreaban el aguardiente o simplemente tenían la mirada fijada en algún rincón del nsó nganga, dejando la respuesta en el aire el cambio de ánimos era notable y Francisco lo rompió diciendo:
-Entrar se hace donde quiera y en cualquier momento, quieras o no eso pasa ¡es como comer! Si no comes terminas muriendo, si no pones el cuerpo a descansar también. Y cuando lo pones a descansar aunque sea solo un instante entras, seas consiente o no de la experiencia, por eso se dice: «vunda lumbu ie lumbu»
-Si pero a veces cuando se hace difícil llegar a algunos sitios es mejor entrar desde ellos mismo –
-¿Como se hace eso? -pregunte
-Fácil, dentro del mpemba buscas una nxinda que esté conectada al lugar y ¡zas!, vas derechito vas al sitio al que quieres entrar y allí mismo pones el cuerpo a descansar echándote una siestecita -dijo José
-Mejor si es de noche -aclaro Francisco
-Pero no dijo que daba igual cualquier momento -dije
-¿Mijo porque cuando yo digo una cosa tu entiendes otra?, ¡que tendrán que ver las plátanos con los mameyes! -contesto
-¡Los dos son frutas y se comen! -intervino Tata. Francisco no dándose por enterado del comentario continúo explicándome.
-Si pero cuando se trata de digamos soñar los sitios es mejor que sea de noche. De día hay demasiada actividad y puede que te vean –
-No vas a llegar tu como cualquiera a un sitio y entrar así porque si, sin que existan riesgos, –
-Así es, porque debería dejarte entrar un sitio si no sabes quién eres tú. Los sitios como toda las cosas tiene personalidad y si no te conocen pueden atacarte y hasta comerte. –
-Entonces es peligroso soñar los sitos. –
-No es que sea peligroso, solo que debes saber cuándo es el mejor momento. Por ejemplo no es lo mismo ir a poner el cuerpo a descansar a un sitio que no conoces y que este tampoco te conoce de día que de noche, porque de día el monte, si es que es un monte, tiene más actividad, sin embrago de noche la actividad es mas limitada y los riesgos bajan. Pero además si tú vas sin haberte ganado la confianza del sitio, entonces te expones a ese peligro, por el contrario si vas y tratar de ganarte su confianza, hablando y explicando tu propicito a las cosas del sitio, seguramente tengas más posibilidad de triunfo. Y eso se debe que en los mundos de adentro cuando visitamos algún sitio, en realidad lo que estamos es viendo y experimentando su historia y esa siempre está en el mpemba ¡nunca sale de allí! Y como ese mundo están enmarañado puede que llegues a un sitio y te encuentras con cosas inesperadas –
-Es que a veces es muy difícil llegar a un sitio concreto dentro del mpemba. –
-No lo es solo que debes fijar los sueños, si no controlas tu cuerpo de brujo al entrar como pretendes que puedas invocar un sitio determinado e ir hasta él, no tiene sentido por eso todo tiene que practicarse paso a paso. Sucede así con todo. –